Por Asdrúbal Oliveros / Prodavinci
0. ¿Hiperinflación en Venezuela? Durante los primeros seis meses de este año Venezuela ha vivido una inflación promedio mensual de 9,7% y una acumulada de 74,4%, lo que implica una variación interanual de 128,8%, según nuestras estimaciones.
Si bien es cierto que Venezuela todavía no vive una hiperinflación, es importante entender que estamos tocando a la puerta.
En este post queremos presentar cómo hicieron los empresarios de Argentina, Bolivia, Brasil y Perú para sobrevivir a los años de hiperinflación que vivieron estos países, que alcanzaron tasas anuales de 2.697,0%, 6.515,5%, 2.189,2% y 7.485,8%, respectivamente.
1. Primero lo primero. El primer paso es definir el término “hiperinflación”, que en nuestro país se ha convertido en una palabra de uso común, sin realmente tener conocimiento estricto de sus implicaciones.
Se entiende que un episodio de hiperinflación comienza el mes en el que el aumento de los precios supera el 50,0% y termina el mes anterior al cual ese aumento cae por debajo de esa tasa y permanece así por lo menos durante un año (Philip Cagan, 1956). Adicionalmente, de acuerdo con estudios más modernos, se puede considerar que existe hiperinflación cuando la tasa alcanza una variación interanual superior a 500,0%, Reinhart y Rogoff (2011).
2. La experiencia de hiperinflación moderna en América Latina. En la historia económica moderna encontramos con cuatro casos de hiperinflación en América Latina: Argentina, Bolivia, Brasil y Perú, todas ellas con grandes similitudes. Una de esas similitudes es que la inflación anual anterior a la hiperinflación se mantuvo por encima de 40% durante un período de 12 a 15 años, salvo en el caso de Bolivia que fue por tres años y medio.
Aunque es importante tener presente que un período de inflación alta y crónica no necesariamente termina en un proceso de hiperinflación, en esas cuatro economías sí ocurrió. Y fue principalmente debido a una expansión descontrolada de la oferta monetaria, junto a altos desequilibrios fiscales.
Otra similitud entre los cuatro casos referidos es que ninguna de las economías estudiadas tuvo una rápida “estabilización de precios”. En Bolivia fueron necesarios 14 meses y en Perú más de tres años para alcanzar tasas por debajo de 40,0%. En el caso de Argentina se necesitaron alrededor de tres años para alcanzar cifras de un dígito, mientras que en Brasil la falta de reformas fiscales y monetarias adecuadas ocasionó un período de cuasi-hiperinflación en 1994.
Ahora bien, uno de los puntos clave para la recuperación fue que (salvo Argentina) las economías terminaron con el restablecimiento pleno de la convertibilidad de la moneda y la recuperación de la independencia del Banco Central. Argentina acudió a la famosa caja de conversión, mientras que Bolivia y Perú establecieron metas para la oferta monetaria e intervinieron en el mercado cambiario y Brasil mantuvo un sistema de cambio dual por la siguiente década.
3. El paralelo y la fuga de capitales. Otro factor común de estas economías fue la existencia de un tipo de cambio paralelo al oficial. En el período anterior al de la hiperinflación, tanto en Brasil como en Perú el diferencial cambiario alcanzaba 111,5% y 278,8%, respectivamente. Para Argentina y Bolivia dicha diferencia estaba por encima del 50%. Ahora bien, durante los períodos posteriores al hiperinflacionario, la diferencia entre los tipos de cambio se contrajo considerablemente.
En una economía donde la moneda nacional pierde su valor de manera exponencial es de esperarse que ocurra una fuga de capitales en busca de protección de ahorros, inversión y producción. Salvo en el caso de Bolivia, el resto de las economías sufrieron una fuerte salida de capitales que llegó a niveles que superaban los US$1.000 millones, aunque una vez que el proceso hiperinflacionario culmina, una parte de estos regresaron para impulsar la economía devastada por el alza de precios
4. Un sector a tomar en cuenta: la banca. Todas las hiperinflaciones modernas han coincidido con una crisis bancaria. En las cuatro economías mencionadas, los depósitos totales como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) llegaron a niveles cercanos al 5% y el número de préstamos en mora aumentaron como consecuencia de la contracción económica.
Es cierto que los agregados monetarios y los depósitos se recuperaron en el período posterior. Sin embargo, en el caso de la banca la recuperación es más lenta.
La banca desempeña un papel importante a la hora de evitar llegar a la hiperinflación: el Gobierno debe mantener lazos estrechos para poder controlar la expansión monetaria y proteger así el sistema financiero del país y los ahorros de los consumidores.
5. ¿Podemos evitar la hiperinflación? Como vemos, la hiperinflación es un fenómeno que no nace de la nada: suele estar precedida de una inflación alta y volátil, un alto déficit fiscal, un diferencial cambiario elevado, una salida importante de capitales, controles de precios y de capitales y una contracción de la actividad económica.
En Venezuela tenemos la receta completa y con un Gobierno reacio a realizar los ajustes pareciera que vamos hacia allá. Sin embargo, estamos a tiempo de evitarla.
Creemos necesario realizar una convergencia cambiaria, reducir o eliminar los controles de capital, eliminar el financiamiento por parte del Banco Central de Venezuela para cubrir el déficit fiscal, racionalizar el gasto, imponer disciplina fiscal y monetaria, reestablecer la autonomía del BCV para poder establecer metas inflacionarias factibles e incentivar la producción mediante la inversión en capital tanto físico como humano.
Si el Ejecutivo Nacional decide tomar estas medidas, será posible evitar la hiperinflación y todos los males que implica ese fenómeno para la economía.
6. ¿Pueden sobrevivir los empresarios? En una economía hiperinflacionaria es de suma importancia para lso empresarios entender la situación cambiante y la velocidad a la que ocurren esos cambios para poder tomar decisiones rápidas y eficaces, siempre con el fin de proteger a sus empresas del tsunami.
Por este motivo presentamos una lista de opciones que deben considerar si se presenta un fenómeno hiperinflacionario en el país:
— Comprar de activos (tanto mobiliarios como inmobiliarios y materia prima). Eso le permitirá proteger su dinero y disminuir el riesgo de producción.
— Considerar el endeudamiento: las tasas de interés reales son negativas, por lo que los intereses serán absorbidos y se facilitarán sus pagos.
— Tener múltiples relaciones con la banca. El sector bancario sufre, así que tener relaciones con varios bancos es vital para poder acceder a créditos multibancarios.
— Actuar rápido y hacer ajustes: en hiperinflación no hay estabilidad y el costo de inacción es muy alto.
— Mantener reservas de inventario. Esto ayudará a mantener la producción en niveles adecuados y, a su vez, puede aprovecharse para que las variaciones de los costos no lo afecten con tanta severidad.
— No dejar inactivo el dinero, pues su valor en el tiempo será cada vez es menor y mantenerlo improductivo implica pérdidas para la empresa. Igualmente, debe estar dividido entre varios bancos como medida de cobertura.
— Si su compañía tiene mucho flujo de efectivo, considere pasar a ser un prestamista para otras empresas.
— Hacer contratos en efectivo y no a crédito. Cuando los contratos son a crédito, entonces deben contemplar la variación de los precios para garantizar la rentabilidad del mismo.
— Es recomendable, de manera interna, llevar los libros contables en más de una moneda para tener una idea de la realidad de su empresa.
— La empresa puede dar préstamos a sus empleados para ayudarlos frente a la situación y así proteger su capital humano.
— Aumentar la periodicidad de pago a sus trabajadores para disminuir el impacto negativo en el salario.
— Productos nuevos. No estarán en la lista de productos regulados y tendrán un precio de venta acorde con la realidad.
— Si logra exportar, los ingresos serán en una moneda fuerte que mantendrá su valor en el tiempo.
Éstas fueron algunas de las medidas tomadas por empresarios, banqueros, pequeños negocios y otros actores para afrontar la crisis generada por la hiperinflación en Argentina, Bolivia, Brasil y Perú.
La hiperinflación es un proceso acelerado de empobrecimiento. El Gobierno debe tomar las medidas necesarias para proteger la economía del país. Todavía estamos a tiempo de no llegar ahí.
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