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miércoles, 17 de septiembre de 2014

La victoria impostergable. Por María Corina Machado


Este régimen está en su nivel de mayor debilidad y flagrante ilegitimidad. El caos económico y social inminente hay que convertirlo en organización y fuerza para el cambio político

Por María Corina Machado / La Verdad

Para reconstruir nuestra nación, es indispensable el cambio del régimen, y para ello, construir una formidable e inédita organización social, que enfrente y derrote, democráticamente, la dictadura que desgarra a Venezuela.

La destrucción se acelera cada hora: cierran empresas, explota la crisis de salud, se asfixia la prensa libre, aumenta la represión. Cada día mueren decenas de venezolanos por balas o de mengua. Sus madres entienden la urgencia del cambio. Maduro no va a generar empleos, acabar con los controles, ni dejar de expropiar. No va a liberar a los presos políticos. No va a rescatar nuestra soberanía nacional ni a enfrentar las mafias que proliferan en todo el país. No va a acabar con la violencia, la pobreza, ni la escasez. Hay que detenerlo. Como Maduro ni quiere, ni puede cambiar sus políticas, hay que cambiarlo a él y a su régimen.

Combatir una dictadura exige enfrentarla todos los días, en todos los planos de la lucha democrática. No es concebible limitar esa lucha a la agenda electoral que el propio régimen establece. Menos aún en sus condiciones. Ni Rómulo, ni Gustavo Machado habrían concebido, en diciembre del 57, postergar la derrota de la tiranía hasta la siguiente contienda electoral, convocada por Pérez Jiménez.

Este régimen está en su nivel de mayor debilidad y flagrante ilegitimidad. El caos económico y social inminente hay que convertirlo en organización y fuerza para el cambio político.

Nunca más vigente Alberto Carnevalli: “… el pueblo no tiene armas de guerra porque siempre confió ingenuamente en que las armas de los cuarteles eran para defenderlos y ahora están siendo empleadas en su contra…la gran tragedia política que entristece a la nación no permite plantearse el dilema simplista de combatir con armas o no combatir… el patriótico reclamo nacional está concebido en otra forma inexorable: si no combatimos ahora hasta triunfar el pueblo será esclavizado ignominiosamente por tiempo indefinido… el pueblo tiene que combatir con sus propios recursos, los interminables recursos de la acción de masas. Somos la mayoría de la nación, somos todo un pueblo.”

La victoria es impostergable e ineludible. Luchando por ella correspondemos con el mandato de la patria.


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