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viernes, 24 de octubre de 2014

Una sociedad de súbditos. Por Jorge Sánchez Meleán


Para J. Kornai, economista húngaro que estudió a fondo el Este europeo bajo el dominio soviético, la escasez y el racionamiento, son consustanciales con ese modelo

Por Jorge Sánchez Meleán / La Verdad

Cuando más del 80 por ciento de los venezolanos (IVAD) cree que el país vive una crisis económica, en medio de desabastecimiento y escasez, con altos índices de costo de la vida, el régimen chavista insiste en imponer al Socialismo, a través del Estado Comunal. La propuesta de un Estado Comunal nada tiene que ver, con el inexistente “Socialismo del siglo XXI”. Simplemente, es la expresión de las formas más rancias del Socialismo Real, el leninista y estalinista del siglo XX.

Para J. Kornai, economista húngaro que estudió a fondo el Este europeo bajo el dominio soviético, la escasez y el racionamiento, son consustanciales con ese modelo, con su “constitución genética”, como lo son también, la liquidación del pensamiento crítico y la intolerancia a la libertad de expresión, acompañada de la represión. Para este economista, toda forma de propiedad social, que no se entrelace por mecanismos de mercado, como se pretende en Venezuela con las Comunas, requiere de una coordinación burocrática centralizada, fundamentada en el poder despótico del Estado.

Por ello, vamos camino a un estatismo sin mercado, experiencia fracasada en todas las experiencias de socialismo real en el siglo XX y en el XXI. Ese modelo acaba con la creatividad y aniquila los procesos innovadores, que están en la base del proceso económico social en el mundo de hoy. Para Héctor Silva Michelena, quien acaba de dar a conocer un magnífico libro sobre esta temática, el Capitalismo de Estado, que es la verdadera esencia de esta experiencia, “no es una asignación eficiente de los recursos económicos, sino una forma de maximizar el control político sobre la sociedad y la economía “.

Este autor venezolano afirma, que en el pensamiento de Marx, la Comuna era una auténtica transformación revolucionaria, como expresión del poder autónomo del pueblo organizado, que apuntaba a la destrucción del Estado. Ello nada tiene que ver con la pretensión castrista-estalinista de construir un Estado Comunal autoritario, como el venezolano, plasmado en la leyes del poder popular de diciembre de 2010. Allí desaparece toda autonomía y pluralismo en el pueblo organizado. En Venezuela ese tipo de Estado fue diseñado para prescindir de toda intermediación autónoma entre Chávez y su “pueblo”, conformado solo por aquellos que le profesaban ciega lealtad. El propósito es eliminar todo poder independiente.

En consecuencia, como bien lo expresa Silva Michelena, la propuesta de Estado Comunal es una nueva versión en el siglo XXI, del Estado Corporativo fascista. Este subordino a las organizaciones sociales al Poder Central y las puso al servicio de la edificación del Nuevo Orden, de donde debería surgir el mítico Hombre Nuevo, de todo proyecto totalitario, como el venezolano, siempre bajo la fuerte tutela de los órganos del Estado. Silva Michelena afirma, que “el propósito es avanzar hacia un modelo en el que las comunidades y grupos de acción social comunitaria, consejos comunales, comunas y otras formas superiores de agregación sean subsumidas por el Estado, y hacer desaparecer las fronteras entre este y la sociedad. En una palabra, desaparece la sociedad civil, con todos sus fines, conflictos y consensos”. Cuando esto ocurra, perderemos la condición de ciudadanos que alcanzamos hace dos siglos, para convertirnos simplemente en súbditos o siervos de un Estado Comunal de inspiración fascista, en pleno siglo XXI. Ojala nunca nos dejemos convertir en una sociedad de súbditos. Eso no sería nada bolivariano


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