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viernes, 20 de febrero de 2015

Es la economía ¡Estúpido!. Pedro Celis


PEDRO BERNARDO CELIS | EL UNIVERSAL

El problema del régimen castro comunista que hoy dirige los destinos de Venezuela, es que nunca le ha dado relevancia a los temas económicos. Para el régimen, la economía venezolana se reduce al petróleo como única e inagotable fuente de recursos para avanzar en los temas políticos, legales, culturales o ideológicos. Los cinco motores de la revolución bolivariana, tan cacareados hace ya más de 8 años, son muy representativos del discurso ideológico en estos 16 años de régimen castro comunista. El 1er motor fue la Ley Habilitante, ya con varias ediciones. Esta ley era la panacea en el ámbito legal. La que eliminaría todos los males de la nación. Se nos vendía su éxito seguro, porque descansaba en la supuesta infalibilidad del líder de turno. Además, evadía la cierta incompetencia del Poder Legislativo. El 2do motor, también en el ámbito legal, fue la reforma constitucional. Este motor nunca arrancó por la vía constitucional establecida. El motor constitucional terminó siendo inconstitucional, pero igual lo pusieron en marcha auxiliado con los cables del petróleo. El 3er motor era moral y luces. Pero el foco no fue ni en luces ni en moral, sino en ideología. El fin ideológico nunca debería tener reparos en detalles moralistas. Es así que la moral y las luces brillan por su ausencia en esta patria de Bolívar. El 4to motor se llamó la nueva geometría del poder. Se refiere a la modificación del balance de poder dentro del territorio. Se trataba de redistribuir el poder político. Más poder político para militares. Menos poder político para medios de comunicación. El 5to motor, también en el ámbito ideológico, buscaba desarrollar el poder comunal. Una nueva forma de control del individuo a nivel de los hogares, nunca antes vista en Venezuela. Cinco motores. Dos en el ámbito legal. Dos en el ámbito ideológico. Uno en el ámbito político. Ninguno en el ámbito económico. Todos con el fin único de perpetuar una nueva casta en el poder. Plan maquiavélicamente exitoso, siempre que el petróleo aguantara la mecha del despilfarro.

La frase "It's the economy, stupid" se atribuye normalmente al presidente de Estados Unidos de América, Bill Clinton, quien hizo uso de ella en su campaña electoral para la presidencia en 1992. La misma se traduce al español como: es la economía ¡estúpido! James Carville, quien fuera el estratega demócrata para Bill Clinton en esa campaña electoral, escribió la frase en letras grandes en la cartelera principal de la sala situacional de Clinton en Arkansas. Su idea era que nadie perdiera foco en lo que él consideraba que sería el tema más importante de la campaña presidencial. Para ese entonces, Estados Unidos se encontraba en mitad de una guerra con Iraq, por la liberación de Kuwait. Al entonces presidente George Bush padre le faltaba la magia de Ronald Reagan en el manejo de la economía. Bajo la presidencia de Bill Clinton, con guerra y todo, Estados Unidos disfrutó de una economía de pleno empleo. Según Wikipedia, al terminar su presidencia, Bill Clinton dejó a Estados Unidos con un superávit de 536.000 millones de dólares en caja. También dejó el cargo con una aprobación de su presidencia en 76%, la más alta que ningún otro presidente de esa nación hubiere logrado. Su éxito se derivó, en gran parte, por su foco en el aspecto económico de su gestión. Lo relevante es que con una robusta plataforma económica, construida por él mismo, Bill Clinton tuvo el apoyo necesario para influenciar libremente los ámbitos políticos, culturales e ideológicos en su país.

Las dos experiencias son contrastantes. Los 5 motores de la revolución consumen recursos sin descanso, y sin producir nada a cambio. Mientras que un cuidadoso foco en economía garantiza los recursos que permitirían trabajar incansablemente por la inclusión y por el progreso. En el marco del pensamiento sistémico, los sistemas sociales deben ser vividos de forma polifacética. Hay un componente ideológico sin duda. Pero no puede ser el único componente. Es necesario el componente político y el componente legal también. Pero también el componente educativo y cultural. Sin embargo, el único y verdadero motor de cualquier sistema social viene dado por el componente económico. Cualquier política, cualquier ideología se derrumba por sí sola si no cuenta con una economía tangible y sustentable en el tiempo.

Supeditar la economía a la política e ideología no es algo nuevo en Venezuela. Es un comportamiento que se deriva de nuestra históricamente alta dependencia del petróleo, y probablemente es un comportamiento que tiene 100 años entre nosotros. En Venezuela, la economía siempre se ha manejado a través del tinte político, sin respetar las leyes propias de la economía. Es lo que nos ha llevado a la situación país en la que vivimos, donde las decisiones políticas han destruido el verdadero y único motor de nuestra sociedad.

@ProfPBCelis – pbcelis@usb.ve – pbcelis.tumblr.com


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