Por Luis Vicente León | Prodavinci
1. La crisis económica que vive Venezuela se explica por una razón fundamental: los controles de cambio y de precios. La caída de los precios del barril de petróleo sólo ha amplificado una crisis que ya existía y que desde hace bastante rato es grave.
2. La decisión de modificar el cupo vía CENCOEX evidencia que el gobierno tiene severos problemas de flujo de caja y está jerarquizando en qué reduce las asignaciones de divisas. Y los primeros afectados que han pagado los platos rotos han sido los viajeros.
3. La entrega de divisas a 6,30 BsF/US$ y a 12 BsF/US$ es, simplemente, un absurdo que genera una demanda infinita que impide rescatar cualquier equilibrio posible en medio de este desastre.
4. La entrega de divisas a viajeros a 12 BsF/US$, mientras en el mercado negro cada dólar se cotiza a 270, sólo logra una cosa: estimular el raspacupismo. Y esto explica una vez más que el problema es el modelo económico y no el viajero: son las erradas políticas económicas las que generan el tipo de negocio que hay detrás de cada cupo raspado.
5. Ahora bien: si partimos de que el problema es precisamente el control de cambio, esto de tratar de resolverlo con más controles y restricciones es un absurdo. Un absurdo gravísimo.
6. Al reducir las asignaciones de divisas a los viajeros el gobierno se ahorra una platica, es verdad. Pero lo hace a costa de la libertad y de la calidad de vida de cada uno de nosotros (viajemos o no), sin que eso haga algo por resolver el problema real.
7. El control de cambio genera una cantidad de distorsiones terribles. Lo malo es que el gobierno trata de tapar esas distorsiones con más controles. Y lo único que logran es amplificarlas. Un clásico histórico de los controles de cambio que, inexplicablemente, estamos repitiendo una y otra vez.
8. Hay que tener cuidado con una cosa: el debate no está en si las personas tienen derecho o no a viajar. El verdadero meollo del asunto es que nadie puede hacer uso de su dinero con libertad. Todos debemos tener el derecho a utilizar nuestro dinero y poder convertirlo en divisas a un tipo de cambio racional.
9. Cuando se establece un tipo de cambio absurdo para los viajeros, para las importaciones y para pagar los servicios, el resultado es demoledor: será imposible financiarlos.
10. Es completamente falso que los 6,30 BsF por cada 1 US$ es un tipo de cambio barato. Le ha costado al país muchos desequilibrios, ha traído muchísima corrupción y ha deteriorado exponencialmente nuestra calidad de vida como ciudadanos. Y ése es un precio que nadie merece pagar.
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