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jueves, 4 de agosto de 2016

Bipolaridad de un gobierno esquizofrénico. Por Nicmer Evans


Nicmer Evans / El Nacional

La reciente salida de Pérez Abad, que se ganó el cargo y la Vicepresidencia económica anticipando acciones en torno a la liberación del mercado, tiene como contra peso la rápida salida del ex vicepresidente Luis Salas, que se ofreció como la expresión más radical de una economía “marxista” más ortodoxa. Bipolaridad de un gobierno esquizofrénico, que piensa que se necesita un imperio para acabarlos, cuando en realidad lo mejor que podría hacer éste, es no hacer nada, para que la dirigencia termine de hacer como “chacumbele”.

Mientras tanto, en el gabinete económico se ha persistido en cometer los peores errores de política económica que se puedan desarrollar, tal como lo expresan los que conviven en esa fauna que se desarrolla en un ecosistema muy, pero muy restringido. Por ahora, el gran victorioso de las cuatro vertientes económicas que se debaten en el gobierno es Jesús Farías, el ministro que es capaz de decir todo lo que le conviene, menos lo que el mismo piensa, sólo para complacer a sus protectores.

Sin pretender ser exhaustivo, hoy la fauna económica del gobierno podríamos dividirla entre quienes como Delpino y el ahora retirado Abad, empujan hacia una economía de libre mercado, sin edulcorantes y en nombre de Chávez y el socialismo, el otro grupo es el de los pragmáticos, que tienen las mismas ideas del primer grupo pero se esfuerzan en complacer el extravío ideológico de Maduro y Diosdado barnizando ideas de rojo, el tercer grupo es el de los que se dicen marxistas, pero no encuentran como traducir lo ideológico en medidas que nos saquen de la crisis por la visión ortodoxa que los domina, pero al final se terminan plegando a los pragmáticos por defecto,  y por último, el de aquellos que saben lo que se puede hacer, desde la izquierda y sin entregarse al FMI o a los prágmáticos, pero callan porque están invisibilizados por el resto, y si se muestran podrían ser señalados de contrarrevolucionarios, pagados por la CIA, etc.

Por momentos domina el primer grupo, según la crisis se ve más aguda, en otros momentos los pragmáticos y marxistas se confrontan, pero al unirse ganan espacio contra los primeros y pasan a dominar como es el caso de hoy, mientras el último grupo, sólo se ve reflejado en el chavismo crítico, execrado de todo nivel de influencia y por ello, siguen callados.

Mientras tanto Maduro y Diosdado, entre medias medidas y medidas no tomadas, profundizan el desmadre para el pueblo, sólo beneficiando a quienes se turnan el acceso a las divisas escazas de una renta petrolera mermada, y este ha sido el guion:

1.- Incremento de precios (inflación) desmedida y sin perspectiva de ser controlada bajo el diagnóstico de la “guerra económica.

2.- Entrega de la soberanía a través del decreto del Arco Minero, con el fin de bonificar y generar ingresos adicionales con base en nuestras materias primas, cuyo destino es totalmente incierto.

3.- Una ley de “precios justos” que es una burla a la inteligencia del pueblo.

4.- Un decreto de emergencia económica que no solucionada nada.

5.- Unos Clap que beneficia a pocos en nombre de muchos, y a los que llega, simplemente no les satisface ningún requerimiento alimenticio equilibrado y tampoco alcanza para toda la familia mientras se desconoce si será nuevamente dotado (excepto en los llanos).

6.- Desconocimiento leguleyo de los derechos constitucionales democráticos, vinculados a la participación, organización política, alimentación, etc.

7.- Liberación del mercado de importaciones en la frontera de manera solapada, y dolarización de los precios de la mayoría de los rubros de consumo masivo, en desestímulo de la producción nacional.

8.- Depauperación del salario, con el fin de que la crisis la paguen los pendejos (el pueblo), bonificando el mismo más de la mitad, y el resto calculado a 15 dólares en salario mínimo mensual.

9.- Criminalización de la protesta ciudadana ante el desastre, aplicando sofisticados métodos de represión y disolución de las protestas.

10.- Potenciación de la impunidad, impidiendo investigaciones en torno a la corrupción, negando la posibilidad de una auditoria pública y ciudadana.

11.- Pago de la deuda externa a costa del hambre del pueblo y de la negación del derecho al acceso de los medicamentos.

12.- Descapitalización de la renta electoral y política de Chávez, arrastrando su caudal de popularidad a niveles que ponen en juego la recuperación en corto plazo del chavismo.

Y todo lo anterior se hace en nombre de Chávez, del socialismo, del proceso y de la revolución bolivariana. Bipolares, que como el famoso comic “el otro yo del Doctor Merengue”, cuando dicen que hacen algo en nombre del pueblo, debemos taparnos los bolsillos, porque van nuevamente contra nosotros. 



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