Luis Chataing / El Nacional
¿A quién se refieren? ¿A los que saquearon el país durante años? ¿En qué se diferencian de los que lo saquean actualmente?
“No volverán” es un triste eslogan ideológico que carece de sentido toda vez que los malandros que nos roban económica y emocionalmente siguen ahí, nunca se fueron, solo cambiaron de traje.
Aquellas frases con las que un grupo de venezolanos atrapados en promesas que rápidamente (16 años) se perdieron en medio de la estridencia de la propaganda pretendían asfixiar el derecho democrático de quienes vislumbramos un país distinto, hoy día suenan aún más huecas.
¿“No pasarán” en serio? Siempre los tuvieron entre ustedes, no necesitaban pasar; ya estaban adentro, corruptos que antes eran fieles y obedientes aliados del “proceso” ahora convenientemente son señalados, apuntados como traidores, una revolución cuyo techo está plagado de goteras porque sus ingenieros eran malos de verdad.
“Alerta que camina la espada de Bolívar por la América Latina” tan manoseada con la única intención de conquistar simpatías internacionales para un pequeño grupo de neoligarcas que llevan un estilo de vida muy distinto al que procuran para los venezolanos, esa espada está de vuelta para poner orden en casa, la espada de Bolívar tiene aires de búmeran y se aproxima a tierra patria para cobrarse el desprestigio y apuntar a un futuro mejor.
“Uh, ah, Chávez no se va” y no se fue, se fueron los recursos que pertenecían a nuestros hijos, a nosotros padres, nuestros abuelos, a todos. Para muchos el discurso de Chávez despertó la emoción de visualizar un país mejor, para muchos el discurso de Chávez arropó la siembra de la impunidad, de la revancha, de la división, y nos encaminó a una testaruda debacle económica que obligatoriamente debemos superar desde el debate de los mejores ante un país que exige ser testigo de las opciones y participar del cambio.
“Chávez los tiene locos” no, dejó locos a los que lo acompañaban en la misión que solo él conocía, esos son los locos que quedaron al mando del autobús y que son agua fría en el rostro de quiénes vemos con claridad el reto, entendemos el momento, y vamos a actuar.
¿Por qué escribo estas líneas? Porque creo en ustedes, porque sé que la inmensa mayoría de los venezolanos son gente noble, incapaz de arremeter contra sus hermanos, porque sé que al igual que yo están dispuestos a plagar nuestro presente de consignas que nos acerquen a la solución, que nos pongan en el mapa como un país de cara al futuro.
Una idea, un instante, una chispa nos interconectará a todos, nos activará y nos dejará saber que en medio del cansancio nunca estuvimos solos, despertaremos y solo sentiremos el ímpetu por dejar atrás el sube y baja de escándalos, la agenda plagada de distracciones, de intrigas, de tensiones, ya no más; nuestra mirada fija en un mismo punto, pondremos en marcha la reconstrucción de la Venezuela que todos soñamos haciendo respetar nuestros derechos, votando, defendiendo el voto y respetando los resultados.
Ojalá leas estas líneas Nicolás, que mis palabras te alcancen con la fuerza de los mangos que atrapan tu atención. No espero nada de ti, espero todo de los venezolanos que nos abrimos paso entre ideologías con el propósito de poner fin a esta farsa.
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