Ocurrió en el Hospital Universitario de Maracaibo la semana pasada
CAROLINA JAIMES BRANGER | EL UNIVERSAL
Me lo hubieran contado de Haití, Guinea Ecuatorial o Zimbabue y lo hubiera creído, porque son los países más pobres del mundo. Pero que semejante atrocidad hubiera ocurrido en una nación petrolera, no tiene perdón.
Ocurrió en el Hospital Universitario de Maracaibo la semana pasada. El paciente Alexis García, que esperaba un trasplante de riñón, estaba listo para recibirlo. Tenía al menos tres años en diálisis. Lo llevaron de un pabellón a otro, hasta que lo dejaron en la sala 3, que era la que tenía todas las lámparas buenas. Fue anestesiado, lo abrieron y cuando estaban listos para realizar el trasplante, se fue la luz. La planta de emergencia no arrancó. Llamaron a Corpoelec. Les ofrecieron que no tardaría en volver la energía eléctrica. Pasó media hora. Nada. El paciente seguía abierto y mientras más tiempo pasaba aumentaba el riesgo de infección. Los médicos decidieron cerrarlo. Lo suturaron iluminados por las luces de los celulares del equipo de galenos y asistentes.
Alexis García fue dejado por horas en el pasillo de los quirófanos porque los ascensores no funcionaban. El riñón, ese preciado órgano, se pudrió por falta de refrigeración. Imagínense la sorpresa del señor García cuando despertó, bañado en sudor por el calor, adolorido y encima se enteró que el trasplante no había sido llevado a cabo. Solo alguien que ha sufrido o que ha estado cerca del calvario que es un proceso de diálisis lo sabe. ¿Quién responde por esto?... En este infierno en que se nos ha convertido el país, nadie responde por nada. Pero yo sí sé de algunos responsables: desde altos funcionarios para abajo, hay unos cuantos que deberían rendir cuentas.
La corrupción alrededor del tema eléctrico pica y se extiende. Son escabrosas las historias de las empresas fantasmas constituidas para comprar centrales eléctricas chimbas y venderlas como si fueran nuevas, a cientos de veces su valor. Los involucrados, boliburgueses y bolichicos, en vez de estar presos, se pasean por el mundo campantes, como si nada hubieran hecho. Cada Alexis García que no puede ser operado en Venezuela, o quienes mueren de mengua, como una señora que falleció en la terapia intensiva el mismo día que García no pudo ser trasplantado, son víctimas de esos delincuentes, en este infierno que se llama Venezuela.
@cjaimesb
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