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domingo, 5 de julio de 2015

¡De mi tierra no me voy!. Por Carlos Dorado


Todos tenemos un poder y una capacidad inconmensurables para construir el país

CARLOS DORADO | EL UNIVERSAL

Venezuela sí vale la pena! Por la esencia de la mayoría de su gente, más allá de quien o quienes la gobiernen o la hayan gobernado. Los gobiernos pasan y el país queda; y hay mucha gente sencilla, alegre, trabajadora, y con ganas de un futuro mejor.

En Los Paulinos, un sitio rural a pocos minutos de El Hatillo, hay una casita humilde. En ella vive la señora Belén, una persona alegre, sin agua corriente, con un solo baño, que hay que descargarlo con un tobo de agua, y que para colmo, hace poco tiempo, le han robado.

Pero, tiene una sabiduría, un optimismo, una dignidad y una capacidad para reír y ser feliz envidiables; y cuando pasa alguien por el lugar, siempre lo saluda y está dispuesta a ofrecerle un vaso de agua. Muy cierto lo que me decía mi madre: "Carlos, no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita".

Esta mujer, al igual que millones de mujeres como ésta en Venezuela, es la principal razón de mi optimismo. Gente sencilla, trabajadora, alegre, humilde y con ganas de un futuro mejor; y con cuyas personas tenemos como país, una gran deuda. Pero una deuda, que estoy seguro que la quieren cobrar en enseñanzas, en ejemplos, en educación, en formación; y que algún día se le reconozcan por lo que puedan llegar a ser.

Por eso, me da mucha tristeza cuando nosotros mismos pensamos y creemos que el país no sirve y que no hay futuro, y terminamos culpando a los demás, sin aceptar nuestra responsabilidad. ¡Culpables somos todos en menor o mayor grado!

Me dijo en su humilde hogar, que teniendo su familia sana, ya tiene mucho, y que ella sueña con tener sus nietos graduados (ella nunca estudió), y que algún día puedan tener una vida digna, en paz, y puedan hacer cosas bellas para ellos, y para el país. Me sorprendió, cuando terminó diciéndome: "y que quieran al país".

El saber no es suficiente, debemos aplicarlo. El querer no es suficiente, debemos hacer. Cuando no se puede lo que se quiere, hay que querer lo que se puede. Todos tenemos un poder y una capacidad inconmensurables para construir el país, ¡pero tenemos que hacerlo!, desde donde lo tenemos.

¿Cuántos dicen que en nuestro país no volverá la primavera? Quiero decirles que volverán innumerables primaveras, pero tenemos que olvidarnos de los fantasmas y de los odios, ya que la oscuridad no puede deshacer la oscuridad, únicamente la luz puede hacerlo, y el odio nunca puede terminar con el odio; pues así, no puede construirse el futuro.

Y no es necesario demostrar nuestro patriotismo con guerra, eso es no querer a Venezuela. Patriotismo es trabajar por el progreso de cada uno individualmente con honradez, y que por extensión beneficie al país; y que cada día sean más y más; hasta que logremos ser un pueblo que se destaque por las virtudes de: sobriedad, laboriosidad, honradez y preparación.

Belén, pero, ¿tú crees que en nuestro país hay futuro? ¡Claro que hay futuro, Carlos, y de mi tierra no me voy!

Si lo dice una mujer, cuyo patrimonio esta constituido por un humilde hogar, un sueño y grandes dosis de optimismo; ¿qué podríamos decir los demás? ¿O es que acaso la respuesta de una mujer humilde, sin estudio y sin nada que perder, carece de valor?

Para mí, la Sra. Belén tiene lo más importante de la vida: Sabiduría, optimismo, dignidad y un gran amor por la tierra que la vio nacer; y donde su única aspiración es que sus nietos estudien en paz y que quieran al país.

¡Mis respetos, Sra. Belén! Yo también al igual que usted, decidí quedarme en el país.

Cdoradof@hotmail.com


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