HERBERT HUDDE | EL UNIVERSAL
Los diferentes economistas, reporteros económicos, representantes del empresariado, etc., que escucho y leo, dicen que la situación actual es complicada, o difícil, pero excepto Francisco Faraco, quien dijo que es catastrófica, para mí, no pintan adecuadamente la realidad de la situación actual, porque esta es sencillamente caótica.
Estos personeros no dicen lo que piensan porque si lo hacen los van a acusar de profetas del desastre, enemigos de la patria, etc. Pero como yo no tengo nada que perder, puedo decir lo que verdaderamente pienso, que expongo de seguidas.
Veamos algunos hechos (cifras redondas).
Para comenzar, el ocultamiento de información por parte del BCV, el INE, etc., es un claro síntoma de que la cosa está tan mal que prefieren, contraviniendo Constitución y leyes, no dar las cifras, lo cual trascendió que se debe a instrucciones expresas del Presidente de la República (inaudito). Este hecho revela el grado de inteligencia de la gente que nos gobierna, porque aquellos a quienes desean engañar, al ver esta infantil actitud piensan que la cosa está peor de lo que realmente está, que es precisamente lo contrario de lo que quieren. Avispados que son.
El Cendas, organismo súper serio, anunció que para adquirir en agosto la canasta básica alimentaria, es decir, solo para que la familia coma, se necesitaban 7 salarios mínimos (SM). La canasta básica familiar (comida más los demás productos básicos) llegó ese mes a Bs. 78.600, y para comprarla, es decir para sobrevivir, más que para vivir, se requerían 11 SM. De diciembre pasado hasta agosto, en 8 meses, el aumento de la canasta básica, que fue de Bs. 48.400, se tragó casi 7 SM, es decir, 1 SM por mes. La inflación alimentaria de agosto 2014 hasta agosto 2015, fue de 275%. Además señaló, y lo apoyó con cifras, que estamos entrando de lleno en una híperinflación, terrible flagelo. Estas cifras sin duda son para que cualquiera piense en el suicidio. Pero hay mucho más.
Un amigo que tiene la dicha de vivir de sus dólares, y sabe muy bien sacar las cuentas, me comentó que para el 2012, él traía $2.800 por mes para cubrir sus gastos, y hoy en día, llevando el mismo tren de vida (bastante alto, por cierto), con menos de $200 al mes le alcanza sobradamente. ¡De Ripley! Esta locura solo se ve en Venezuela, pues para llevar el mismo nivel de vida en EEUU se requieren 8-9.000 $/mes, casi 50 veces más. ¿Significa esto que Venezuela es un paraíso? Pues para ese señor, claro que sí. Pero para nosotros, la mayoría de la población, que cuando para nuestro infortunio tenemos que traer de afuera algo que no encontramos aquí, y debemos pagar Bs. 80.000 por 100 piches dólares, la cosa, como decía mi abuela, no es ninguna gracia sino una desgracia, pues por 2 meses no vamos a poder comer.
El presidente de Anauco dijo en TV hace unos días que la preocupación mayor de los venezolanos, que fue la escasez de productos durante el 2014, desde principio de este año pasó a ser la inflación. Esto implica que ya, los pobrecitos de nosotros, a quienes nos preocupaba mayormente no encontrar algo, ahora cuando lo conseguimos, resulta que no lo podemos comprar.
Organismos internacionales y destacados economistas venezolanos estiman que la contracción económica cerrará este año entre 7 y 10 %. Personalmente pienso que va a superar abiertamente el 10. Ahora bien, independientemente de la cifra que resulte en definitiva, la disponibilidad de productos se afectará en un porcentaje bastante mayor que dicha cifra, debido a la forma en que se calcula el PIB, en lo cual no entro porque se alargaría demasiado el artículo.
Aparte de los que han cerrado, hay una gran parte del aparato productivo nacional, muchas industrias y empresas del agro, produciendo a una pequeña parte de su capacidad, por diversas razones, entre las cuales destacan los controles de precio, y la escasez de divisas.
Por lo demás las colas siguen empeorando, y si bien ello se debe a que el Gobierno está echando la casa por la ventana, importando todo lo que puede para que antes de las elecciones haya menos desabastecimiento, después regresaremos, no a donde estábamos, sino a peores, ya que se habrá raspado completamente la olla.
En resumen, un panorama con un aparato productivo contraído a niveles dramáticos, unido a una feroz escasez de dólares para importar todo lo que necesitamos y no se produce aquí, sazonado con una galopante inflación, configuran un cuadro, no recesivo, sino altamente depresivo y calamitoso.
Para no extenderme demasiado y ponerlos a todos a llorar conmigo, lo más grave de todo es que según los diversos expertos que he escuchado, y según mi pronóstico, la cosa se va a seguir empeorando, pues aun no hemos llegado al clímax de la crisis. Recordemos que aún no se han agotado por completo muchos inventarios, pero inexorablemente lo harán. ¿Y entonces?
¿Situación difícil o catastrófica? Creo que está clarísimo como calificarla.
herbert_hudde@yahoo.es
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