Fausto Masó / El Nacional
Estamos perdiendo la fe en las encuestas. Algunas, hechas a pocos días de las elecciones norteamericanas, se equivocaron grandiosamente. Ahora sobran las explicaciones, pero el elector recuerda lo que ocurrió también con las encuestas que anunciaban el resultado del Brexit, Se juraba que Trump no ganaría las elecciones, las perdió Hillary. Ha pasado lo mismo con otras encuestas de lo que hay que concluir que los entrevistados mienten, o los encuestadores no escogen bien sus muestras.
Los que confiaron en las encuestas como los partidarios de Hillary y trazaron de acuerdo a ellas su estrategia electoral fueron al desastre. Los entrevistados cambian de opinión, y los encuestadores se equivocan.
Algo es seguro, el resultado de ayer no necesariamente es el de mañana, los que opinan los entrevistados a una semana de las elecciones no necesariamente indica como votarán. Por tanto hay que saber hacer encuestas y sobretodo saber interpretarlas.
El gran político no se rinde ante una encuesta, sino intenta, y a veces logra, cambiar opinión de los electores.
En Venezuela hay un rechazo unánime a Nicolás Maduro, hay que actuar sin embargo con cautela, porque los electores quieren una oposición unida, si se presentaran varios candidatos presidenciales ganaría el chavismo. El gran argumento electoral es la unidad una propuesta fácil de entender.
Ahora Maduro ha quedado perplejo ante el triunfo de Donald Trump. Una cosa es insultar a Obama y otra provocar a Trump, capaz de reacciones poco usuales, dispuesto a lo impensable. A Maduro solo lo salva que a Trump le interesa poco, o nada América Latina, y por una simple razón, el futuro del mundo se está jugando entre China y los Estados Unidos
Trump es lo inesperado y Maduro no sabe que esperar de Trump, después de su contundente victoria sobre Hillary Clinton que suponía ser invencible y que ha sido aplastada con facilidad por este magnate que desprecia la política tradicional. Trump movilizó a los norteamericanos, les prometió volver a las glorias pasadas, darle la espalda a la política tradicional. Trump, por tanto, no se comportará como se acostumbra, y es capaz de intentar mostrar la fuerza de su país con Venezuela, que ha sido presidido hasta ahora por un charlatán audaz y donde manda ahora un hombre temeroso
“Particularmente, a los mexicanos les corresponderá enfrentar un reto particular, habida cuenta de que el tema de la migración, piedra angular del discurso demagógico y falaz de Trump, los toca muy directamente”.
Es fácil presentar a Trump como un payaso, decir que no se atreverá a tomar ciertas decisiones, pero todo aquel que sea mexicano en la frontera debe pensarlo dos veces antes de entrar en los Estados Unidos.
¿Qué hará Nicolás Maduro, debiera ser por lo menos prudente, no jugar con fuego, porque la victoria de Trump expresa un deseo profundo del pueblo norteamericano, dispuesto a hacerse respetar a las buenas o a las malas El país del que siempre se ha dicho es el más poderoso del mundo, ha sufrido años de decadencia.
Trump contó con apoyo popular. Ya lo eligieron presidente. Las encuestas no anuncian el futuro, a menudo triunfa el que se atreve a enfrentar las opiniones populares, como en el caso de Trump. Cuidado, pues, Nicolás, la situación mundial ha cambiado radicalmente, pon los pies en el suelo, lo que quizá ser imposible porque el chavismo y Maduro, representan una ilusión peligrosa y tonta, capaz de llevar a Venezuela a un desastre mucho mayor.
Maduro no abre la boca, o dice generalidades. Tiene miedo, con razón
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