Sai Baba enseña al hombre a ser siempre una referencia ética y moral en su comportamiento. Nicolás trabaja y es súbdito incondicional del castrocomunismo
Por Kaled Yorde / La Verdad.com
Uno de los grandes disparates y locuras del régimen madurista, es decir que Nicolás, el ilegítimo presidente (con “p” minúscula), es devoto de Sai Baba.
Si cotejamos el pensamiento y la doctrina de Sai Baba que centenares de millones de devotos en el mundo entero profesan, con el comportamiento de Maduro, de inmediato resalta la gran falacia. Según Jesús el Cristo, a una persona se le conoce por sus frutos, es decir, por sus obras.
Veamos algunos de esos “frutos” y las contradicciones descomunales que adornan a Maduro: Sai Baba enseña a pensar en la verdad, vivir en la verdad y decir la verdad. ¿Qué es la verdad? No es fácil definirla y hacerlo no es más que un intento, un acercamiento a la idea.
La verdad es Dios y la vida divina, la veracidad, la esencialidad y la pureza que nunca cambia. La verdad pues, vendría a ser el Plan de Dios de evolución espiritual del hombre que lo lleva a su liberación, a la santidad. Todo hombre espiritual sincero, genuino, debe velar por la verdad de Dios y tenerla por referencia.
Sai Baba enseña a vivir por la verdad, el amor y para el amor hacia las demás criaturas; ser desprendidos, inegoístas, solidarios, tolerantes y bondadosos, erradicando todo tipo de pensamiento y actitudes agresivas, violentas, injustas, perversas, dañinas, crueles; también erradicar toda acción perniciosa, instintiva, la mentira, el engaño, la trampa y la simulación sistemática. Sai Baba enseña al hombre a ser siempre una referencia ética y moral en su comportamiento.
Analicemos ahora a Nicolás Maduro: es comunista, por lo tanto, ateo que no cree ni en Dios ni en los valores humanos y las virtudes divinas. Maduro es embustero por naturaleza y no se le arruga la cara cuando engaña e insulta a la gente. Nicolás trabaja y es súbdito incondicional del castrocomunismo; sus actitudes cotidianas más frecuentes son la práctica de los antivalores.
Nicolás se robó las elecciones del 14 de abril y ahora usurpa un cargo que no le corresponde.
¿Esto lo enseña Sai Baba? De ninguna manera. Por el hecho de que Maduro una vez haya visitado la India y saludado al avatar, no quiere decir que sea un devoto o discípulo suyo, puesto que lo que vale es la conducta de los hombres y no su fachada, y por ello el adagio “el hábito no hace al monje”. A los farsantes de oficio y cínicos hasta más no decir, les cabe esto: ¡hipócritas!