LUIS OLIVEROS B. | EL UNIVERSAL
Teniendo en cuenta nuestra actual situación económica, política y social, Venezuela debería elevar urgentemente una petición formal a la Organización de Naciones Unidas para que nos permitan incorporarnos como miembro pleno del continente africano. Pasaríamos a ser el país número 55 de África.
Nuestro caso es sólido, debido a que ya somos un país africano, pruebas de ello abundan: Tuvimos un presidente como Mugabe (el mismo que alguien llamó el Bolívar de África y que ahora se ha convertido en un homofóbico muy sospechoso), dependemos únicamente de recursos naturales para sobrevivir, la mayoría de nuestro país es territorio sin ley, la corrupción es la reina de la fiesta, una parte de la población pasó de monoteísta (Cristo) a politeísta (el gigante, Cristo, etc.), vivimos una guerra civil (al menos los números de la violencia así lo evidencian), cada día el pueblo depende más de las migajas del gobierno, el resentimiento campea, nos dicen que en el pasado fuimos esclavos de un imperio, el talento emigra despavorido, etc.
Ciertamente el proceso de africanización de Venezuela tiene muchos años, pero el mérito de la involución final hay que dárselo sin dudas a la supuesta revolución que llegó al poder en 1998. El deterioro de nuestras instituciones y la pérdida de oportunidades durante su gestión será un caso de estudio para las más importantes universidades del mundo.
Si hay algo en que la Revolución puede jactarse de su "avance indetenible", es en la destrucción de la calidad de vida del venezolano. Al más puro estilo del caballo de Atila, este gobierno cambió por completo (y para mal) la economía del país, produciendo un deterioro abismal de las libertades del venezolano. Adicionalmente y como colofón de este proceso degenerativo, la revolución exacerbó la división entre los venezolanos, fomentando el racismo político. La pérdida de valores, la desaparición de la ética han sido la prueba de que la revolución cumplió de manera exitosa su tarea.
La africanización criolla nos la han vendido con una hermosa y comprometedora palabra: Patria. No importa que hoy el país viva una restricción de divisas en pleno boom petrolero, que la Constitución sea usada como papel tualé por algunos, que atraquen mujeres en Maracaibo para ROBARLES EL PELO, que nuestras adolescentes salgan embarazadas a un ritmo record, que tengamos una escasez altísima o que 50 venezolanos mueran cada fin de semana en las calles. Nos han inculcado que todo eso no importa, que lo importante es que hoy tenemos Patria y antes no la teníamos.
La capacidad para empeorar del "Bravo Pueblo" es infinita, raya en el masoquismo y no parece tener maneras de ser saciada. Ojalá y el Sr. Ban Ki-moon actúe y rápido y nos permita estar con nuestros semejantes.
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