ALEXANDER CAMBERO | EL UNIVERSAL
El régimen no consigue cómo zafarse de María Corina Machado. Lo han intentado todo y la aguerrida líder venezolana resurge con gran fuerza para hacerlos quedar en ridículo. La mediocridad reinante no le perdona su posición a prueba de coacciones, saben que no se deja intimidar. Que es imposible proponerle alguna deshonestidad, en donde sus convicciones queden reducidas al triste papel de traición a los principios democráticos. Para esto cuentan con otras opciones, que andan ofreciéndose como mercancía barata. Ella solo inclina su rostro ante Dios, la revolución pensaba que su labor parlamentaria estaría marcada por actividades en algunos escenarios tradicionalmente de opositores light. No contaban con un amplio despliegue físico e intelectual, que hizo que densos sectores de la nación la sintieran codo a codo en sus luchas por un destino mejor, con mucha valentía ha mantenido un trabajo en defensa de los sectores productivos. Sin olvidar a las grandes mayorías aplastadas por una política económica que fabrica miseria por montones.
Es tan profundo el miedo que le tiene el gobierno a María Corina Machado, que hemos escuchado al presidente ilegítimo Nicolás Maduro Moros culpándola por la explosión en la refinería de Amuay en el estado Falcón, hecho acaecido en agosto del año 2012, y en donde murieron más de cuarenta personas con noventa y seis heridos. Semejante afirmación es tan desfachatada que muestra que apenas estamos en el preludio de acontecimientos en donde el disparate toma el protagonismo. Responsabilizarla por aquella dolorosa situación, es algo que rompe con todos los cánones de la racionalidad humana. Cuando escuchamos esto, no sabíamos si reírnos o lamentarnos por lo bajo que hemos caído. Estamos gobernados por una extraña combinación de falsedad con desequilibrio emocional. Las peores locuras son posibles en el lóbrego mundo del socialismo reinante. Han dejado abierta la puerta del manicomio, los pacientes toman el control y protagonizan la agenda nacional desde su mundo chiflado. Horas después la gobernadora de la entidad Stella Lugo, planteó llevar el caso a la Fiscalía. Allí montarán un show que desembocará en la Asamblea Nacional en donde le allanarán la inmunidad parlamentaria. Para eso cuentan con el inefable Ricardo Sánchez para asumir su papel de triste bufón de esta comedia. Como vemos, todo un ardid armado en Cuba, con la firme intención de destruir a esta venezolana que ha demostrado mayor coraje que muchísimos de sus compañeros convertidos en estatuas de sal, en seres acobardados que hoy tienen una inmensa deuda moral con un pueblo que los eligió y que hoy siente que perdió su voto.
No sabemos los misterios que descifran los arcanos, tampoco conocemos qué nos deparará el destino. Sin embargo, estamos convencidos que María Corina Machado dará la pelea. Que no se quedará gimiendo como una imbécil, sino que confrontará con sólidos argumentos. El régimen entiende que es alguien con la capacidad de defenderse sin perder su dignidad. El gobierno cubano trata de liquidarla políticamente antes que se convierta en otro tsunami, tal como ocurrió con Henrique Capriles. Saben que fue un costoso error tratar de minimizarlo, después se disparó en el alma popular convirtiéndose en un fenómeno de masas. Con ese elemento fresco como herramienta de trabajo, buscan cerrarle todos los caminos para que los ciudadanos no puedan percibir un liderazgo renovador que se contrapone al perezoso discurrir de la Asamblea Nacional.
El gobierno revolucionario siente que existe alguien que no arruga sino que asume. Que su amor por Venezuela es más grande que su propia integridad. Esta valerosa mujer es un ejemplo de coraje y entrega por unos ideales que no pueden ser sometidos. Toda esa furiosa ofensiva en su contra es el miedo que le tienen a la verdad, las calles de la patria ya la conocen. El pueblo siente que su esfuerzo tiene como norte defender sus causas.
Ya en el pasado el mismo presidente Hugo Chávez, sintió en su cara cómo María Corina Machado lo colocaba en su sitio. El gigante tembló al escuchar duras verdades que muchos no se atrevieron a decirle por temor o complicidad. Los venezolanos debemos sentirnos orgullosos de su valor. Lo fundamental es acompañar su lucha, el régimen perverso quiere cazar la mejor presa, sabe que sacándola del camino todo le será más fácil.
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