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viernes, 11 de octubre de 2013

La partida es de nacimiento o de dominó. Por José Mayora


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JOSÉ MAYORA | EL UNIVERSAL

De acuerdo con la información que manejamos, el año 270 DC en la ciudad de Patara, Turquía, nació un niño que llevaba por nombre Nicolás el cual, después de llevar una vida ejemplar, ingresó a los altares como un santo de renombre con las adhesiones necesarias para convertirse en líder de muchos católicos.

No parece haber dudas acerca del origen de San Nicolás de Bari a pesar de haber nacido en una época en la cual los registros de nacimiento se hacían en papiro. Hoy día, las cosas han cambiado y la tecnología es capaz de asombrarnos con cada producto comunicacional y de registro informativo que sale al mercado. Sin embargo, parece que tales avances aún no han llegado a la patria bolivariana pues aún no se ha podido encontrar definitivamente la partida de nacimiento de NM.

El asunto se torna en interesante reto para todas aquellas entidades municipales que aspiren reclamar para sí la denominación de origen de tan ilustre personaje.

El problema capital que me genera irritación, es que estamos llegando al punto en que la cantidad de asuntos neurálgicos que reclaman con urgencia nuestra atención, soslayan un hecho que raya en el desacato al texto constitucional.

No quiero enumerar la cantidad de cosas que deben ocupar la atención de los venezolanos y que se han convertido en verdaderas máculas que aparentemente no tienen solución o no se le ven aristas por donde asirlas para enfrentarlas. Da la impresión que la caja de resonancia de tales calamidades, ha perdido la profundidad del eco y los malestares están pasando al plano del olvido, bajo la mirada complaciente de los conductores de la revolución.

No hay que consultar a ningún adivinador de oficio para entender que el régimen no tiene respuestas para enfrentar los males que son de su competencia, frente a cuya carencia acude a lo único que ha sabido hacer, radicalizar el proceso. Están persuadidos que en ese escenario, los ciudadanos se olvidarán de las endemias para ocuparse de la gerencia de los precarios niveles de subsistencia hacia donde nos conduce el proceso.

El tema es el siguiente, una empresa que depende de los dólares que Cadivi no le ha cancelado, debe estar preocupada por ver dónde los consigue; un consumidor que tiene dificultad para proveerse los productos elementales de la dieta básica lo que le preocupa es dónde los ubica; el que depende laboralmente de un carro estacionado por falta de algún repuesto, concentra sus energías en obtenerlo; un ciudadano que tiene que operarse de emergencia, empeora su situación por el estrés que significa esperar que le asignen una cama (esta lista no es exhaustiva).

La radicalización del proceso consiste en mantener ocupados a los ciudadanos en la búsqueda de las soluciones inmediatas de sus penurias, excluyendo de sus prioridades la preocupación por los verdaderos orígenes de las deficiencias del país.

En este escenario, a quién le puede preocupar dónde está la partida de nacimiento de NM; a quién le puede interesar el destino de las reservas en oro; a quién le puede quitar el sueño que los grandes proyectos de ingeniería estén en manos de empresas extranjeras; qué más da que estemos importando el 70% de lo que nos comemos; qué relevancia tiene que el rebaño nacional de reses se haya mermado en más de 50% y el inventario de gallinas ponedoras en más del 30%.

Sin ánimo de pecar de pesimista, parece que el juego se trancó pues la "cochina está ahorcada".

Mayora.j@gmail.com


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