LUIS OLIVEROS B. | EL UNIVERSAL
Nuestro país es conocido a nivel mundial debido a que tenemos la gasolina más barata del mundo; también porque poseemos las mayores reservas petroleras del mundo, pero además porque padecemos la mayor tasa de inflación del planeta.
En el año 2013 Venezuela cerró con una inflación de 56.2%, cifra que es 10 veces superior a la inflación promedio mundial. Quien nos secunda en tan lamentable lista es Siria, la cual atraviesa una guerra civil y no llega a 50%. Nuestros vecinos exhiben una inflación incluso menor al promedio del planeta. En la actualidad la inflación no es un problema para el 99% de las naciones. Solo 5 países en el mundo tienen tasas de inflación superiores al 20%. Ante tal problema las preguntas lógicas deberían ser: ¿Qué está haciendo el gobierno para disminuirla?, ¿Cuál es su política antiinflacionaria?, y la respuesta es preocupante: seguir al pie de la letra lo que hizo Zimbabue para caer en una hiperinflación.
Venezuela tiene varios años consecutivos haciendo crecer la cantidad de dinero de su economía a tasas altísimas (50%-60% interanual), para financiar los déficit de empresas públicas (algo que es inconstitucional), en especial Pdvsa (increíblemente con tres años consecutivos con el barril de petróleo a más de $100) la cual tiene una deuda con el BCV de más de $50 millardos. Por otra parte se decidió perseguir a los comerciantes y empresarios, a culparlos del aumento de precios, llamarlos especuladores, someterlos al escarnio público y obligarlos a bajar los precios de los bienes. También debemos agregar los enormes esfuerzos gubernamentales por crear todos los incentivos posibles para disminuir la oferta interna (sobrevaluación de la moneda, controles de precios, escasa seguridad jurídica y ahora asoman un control a la ganancia), algo que llegó a su clímax con la promulgación de la LOTT. La guinda de esta "torta" lo es el reciente anuncio del aumento del salario mínimo, intento muy peligroso de tratar de indexar los sueldos, lo que podría generar un espiral de inflación-incremento salarial-inflación que sería el último eslabón de una peligrosa receta. Todas esas medidas conllevan a plantearnos que por primera vez en la historia moderna venezolana, el riesgo de caer en una devastadora hiperinflación sea particular elevado.
Un amigo me dice que Venezuela "está adquiriendo todos los numeritos del próximo sorteo hiperinflacionario", y al parecer vamos muy adelantados.
Ser optimista con la actual Venezuela es un lujo.
Luis_cesar_13@yahoo.com
@luisoliveros
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