DÁMASO JIMÉNEZ | EL UNIVERSAL
Ya no se trata de frases sueltas hechas por los profetas del desastre pronosticando el quiebre, el hundimiento, la depresión de nuestra economía, o de un grupo de estudiantes y amas de casa "tarifadas", "disociadas", protestando cual escuálidos irremediables en las peligrosas y oscuras calles del país, por problemas graves pero sin sentido para la línea de mando en Miraflores como son la inseguridad, el alto costo de la vida, la escasez, la corrupción, el desempleo y la devaluación.
La crisis llegó también al estómago del chavismo marginado y las palabras "Patria", "Comandante supremo" y "pueblo revolucionario" han perdido su barniz esencial para disimular este anunciado desastre de Pompeya cayendo sobre sus ruinas.
Mientras entre una amenaza y otra por cadena nacional a Maduro se le escurre el país entre sus manos, una desagradable realidad se apuesta como un gigante por encima del colectivo nacional: Estamos atrapados y sin salida, impotentes ante la implementación de medidas que podrían resultar extremas y peligrosas por parte de los radicales de un bando y otro, y sobreviviendo sin recursos en medio del caos y las desesperantes colas al tiempo que simulamos una normalidad que raya en la apatía.
Lo peor es que el Presidente no logra leer las señales que le da el país y la oposición no ofrece cambios de fondo necesarios para la movilización de la mayoría.
Desde la lectura del mensaje anual en la Asamblea Nacional anunciando el dólar preferencial a 6:30 bolívares durante el 2014, pasando por la revisión de la política cambiaria por parte de su vicepresidente para el área económica, Rafael Ramírez, hasta la improvisación de las subastas del Sicad y la certeza a futuro de nuevas réplicas de devaluación, la credibilidad de Maduro se ha venido desmoronando meteóricamente hasta para sus propios seguidores, que se percataron que algo no cuadraba bien en el mensaje presidencial y que la coherencia ideológica del discurso económico del gobierno tendía a dispersarse.
El Gobierno tiene una doble moral en materia económica porque no conforme con la debacle que sufre el país sigue repartiendo cargos y prebendas a sus amigos, al punto de crear 111 viceministerios que implican 5 puntos porcentuales de aumento en el gasto público y del presupuesto de la nación. Ese tipo de abusos a la excesiva burocracia que ostenta Maduro ya no lo tolera el chavismo de a pie que recorre el desierto de austeridad que nos ha tocado.
El tiempo terminó demostrando igualmente que la política de control cambiario implementado por el presidente Chávez, como respuesta al paro petrolero inducido por la oposición en 2002-2003, no solamente fue un recalcitrante fracaso, sino que la medicina revolucionaria terminó siendo peor que la enfermedad, al generar daños a nuestra economía superiores a los 20 mil millones de dólares tan solo en el 2012, otorgados por Cadivi vía corrupción a empresas de maletines roja-rojitas.
En los 10 meses que tiene Maduro como presidente juramentado por el CNE, el control de cambio pasó de ser una de las medidas de mayor fortaleza de la revolución a convertirse en un espejo roto desprestigiado y cargado de demonios y guerras internas entre los altos funcionarios del Gobierno y la crema de la boliburguesía desatada alrededor del Tesoro Nacional y los dineros de los venezolanos. Recordemos que en 10 años de vigencia del control cambiario han salido del territorio nacional 150 millones de dólares, mientras el endeudamiento para financiar la salida de capitales mediante la adquisición de bonos que emite el propio Gobierno alcanzó los 80 mil millones de dólares.
El malestar es unánime ante tanta improvisación y el único recurso del que siguen haciendo uso es la confrontación, la persecución y la violencia, mientras la inflación no se detiene ni en discursos ni galas del poder. Las principales consultoras internacionales la ubican entre 70% y 90% para el cierre del 2014. Recuerden que en 2013, la inflación cerró en 56%, la quinta más alta desde 1950, y una de las 10 más elevadas del mundo. Feliz turbulencia.
@damasojimenez
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