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domingo, 13 de abril de 2014

Carta al general Miguel Rodríguez Torres. Por Fernando Ochoa Antich


FERNANDO OCHOA ANTICH | EL UNIVERSAL

Señor general:

Me dirijo a usted, preocupado por el destino de Venezuela y de la Institución Armada. Usted, siendo oficial activo de la Fuerza Armada, ha aceptado desempeñar las funciones de ministro del Interior, Justicia y Paz. Usted debe conocer sus deberes militares, los cuales le obligan a mantener una actuación alejada de cualquier bandería política. Esa es la razón por la cual usted debió sostener, en la actual crisis venezolana, una total imparcialidad con todos los sectores nacionales. De haberlo hecho, se hubiera podido establecer un permanente diálogo para superar la actual crisis política sin el elevado costo en vidas de jóvenes venezolanos. Lamentablemente, no ha sido así. Usted, igual que la ministro de la Defensa y el comandante del Comando Estratégico Operacional, han intervenido activamente en la lucha política sin entender que de esa forma se compromete el prestigio de la Institución Armada.

La exagerada represión de la Fuerza Armada, en particular de la Guardia Nacional, en contra de los estudiantes universitarios ha producido un profundo rechazo en la opinión pública. Es totalmente injustificado, que durante los dos meses de protestas, hayan ocurrido 59 muertos, 2.231 detenidos, 45 torturados y todo tipo de desmanes de la Fuerza Pública. El origen de la protesta fue la violación de una joven estudiante del núcleo de San Cristóbal de la Universidad de los Andes y la absurda detención de un grupo de estudiantes que protestaban por esa causa. El 12 de febrero, día del estudiante universitario, se produjo una manifestación pacífica para protestar este hecho, que se dirigió a la Fiscalía General de la República. Sorprendentemente, un agente del Sebin, señalado por la opinión pública como su escolta, asesinó a dos ciudadanos, uno de la oposición y otro de los colectivos del régimen. A partir de allí se inició la violencia...

Usted, mejor que nadie, tiene que conocer los múltiples errores cometidos, durante este año, por el gobierno de Nicolás Maduro. Es verdad, que el origen de la crisis nacional surgió por las infinitas equivocaciones que caracterizaron el régimen de Hugo Chávez. Es imposible detallar sus permanentes desaciertos en un artículo de opinión, pero me voy a referir exclusivamente al desorden en el gasto público y al inmenso endeudamiento nacional. Comprometer a Venezuela en más de 200.000 millones de dólares, en medio de un inmenso ingreso petrolero, no puede justificarse. Nicolás Maduro, debió entender que Venezuela necesitaba iniciar un proceso de transición política que permitiera establecer un gran acuerdo nacional, superar la inmensa división nacional y resolver los complejos problemas económicos y sociales...

El problema político venezolano fue resumido con gran inteligencia por el comunicado de la Conferencia Episcopal Venezolana. Pienso que existen tres puntos de gran importancia: "la causa fundamental de la actual crisis es la pretensión del partido oficial y autoridades de la República de implantar el llamado "Plan de la Patria", detrás del cual se esconde la promoción de un sistema de gobierno de corte totalitario"; "los estudiantes y otros manifestantes pacíficos, ejercen su legítimo derecho, previsto en la Constitución, y merecen, por tanto, todo respeto, pero es evidente que muchas acciones delictivas son originadas por personas o grupos infiltrados con el objeto de desacreditar las protestas y provocar su condena"; "reiteramos nuestra firme exigencia de que el Gobierno desarme a los grupos civiles armados". Si usted tomara en cuenta esas banderas políticas, le haría un gran bien a Venezuela...

Leí con gran detenimiento la entrevista que le hizo ese carcamán de la política llamado José Vicente Rangel. Me preocuparon dos intervenciones suyas, en las que creo usted está totalmente equivocado. La primera, se refiere a la Fuerza Armada. No es verdad que la Institución Armada está totalmente apegada a la Constitución Nacional. Al contrario, al ser definida como revolucionaria, socialista y chavista se viola el artículo 328 constitucional. Tampoco es verdad que existe un nivel de conciencia elevado. Si fuera así existiría un criterio profesional, apartidista y en ningún caso estaría al servicio de persona o parcialidad política alguna. La segunda, me refiero a su posición en contra de Henrique Capriles. No se justifica que un militar activo opine en contra de una figura política. Esa actitud, compromete y debilita su capacidad de diálogo, limitando cualquier posibilidad de transformarse en un factor para un acuerdo nacional.

fochoaantich@gmail.com

@FOchoaAntich



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