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domingo, 21 de septiembre de 2014

Jugando PlayStation. Por Luis Vicente León


El país, no está insolvente, sino con una crisis de liquidez

LUIS VICENTE LEÓN | EL UNIVERSAL

Arranco por decir que un impago de deuda externa (default) no es un evento imposible en Venezuela, pero no creo que su probabilidad de ocurrencia sea tan alta como la que está atribuyendo el mercado internacional. Primero, porque los costos de hacerlo serían gigantes, poniendo en riesgo el negocio petrolero, los buques cargados, sus activos externos y sus cuentas por cobrar. Debemos considerar que, más allá de las posiciones que plantean un falso dilema entre pagar deuda externa o tener comida para la gente, existen muchas otras alternativas adicionales para tener comida y pagar, como devaluar o enseriar el tipo de cambio o incrementar el precio de la gasolina o reducir los apoyos internacionales o vender activos. Y en todos estos, los costos políticos serían mucho menores que impagar deuda y quedarse en el medio de un terremoto. Cada una de estas alternativas generarían recursos que le permitirían al Estado pagar la deuda... y la comida a la vez.

El basamento teórico detrás de quienes piensan que viene un default, es que realmente creen que el gobierno está entrampado y no se atreverá a hacer un ajuste, integral o parcial, debido a los costos políticos que eso acarrearía.

Es sin duda un argumento lógico, pero en mi opinión incompleto. El costo de no pagar la deuda externa es infinitamente mayor que los costos estimados de realizar los ajustes que permitirían pagar ambos. El default amenazaría no sólo la reputación crediticia del país a futuro, sino los buques y las cargas petroleras, las cuentas por cobrar, las reservas y los activos de Pdvsa en el exterior, pues todos estarían sujetos a un embargo y entonces, evadiendo costos, generarías unos mayores.

Esto explica porque el país no tiene tradición de default de deuda externa. No se trata de que en los últimos 100 años los gobiernos hayan sido serios, simplemente han reconocido el costo de "defaultear" y han preferido otra ruta. Luego de la experiencia de Castro (el de aquí) y su default que terminó con el bloqueo de La Guaira por los barcos de los países acreedores, la historia indica que los gobiernos pagan como un reloj su deuda externa y se apalancan con estrategias internas. El default durante el gobierno de CAP se refirió al impago de cartas de crédito al sector interno, no al mercado internacional.

Pero el cuento de que el deterioro del riesgo país se debe a la guerra de profesores que expresan su libre opinión, es insólita. Es obvio que el gobierno es responsable de su mala imagen. El haberse emperrado con un modelo fracasado lo explica claramente. Ha convertido la economía en un juego de Playstation donde le dispara al monstrico que tienen más cerca a punto de comérselo, mientras el resto de la pantalla está repleta de nuevos monstruos que le salen por segundo y a los que sólo podrá disparar cuando termine con el primero y después con el segundo y así sucesivamente. Sin una estrategia integral, esa batalla cuerpo a cuerpo está condenada a fracasar.

Pero sigo creyendo que no está ahora mismo en una crisis de gobernabilidad, como para tomar una acción desesperada. Maduro controla instituciones, partido, sector militar y la oposición está desorganizada y sin liderazgo. El país, por otra parte, no está insolvente, sino con una crisis de liquidez. Tiene margen de maniobra alternativo y una clara intención de pagar, por lo que deduzco que el sacrificio no vendrá por el default externo, aunque sacrificio habrá y el gobierno tendrá que surfear los costos del ajuste.

La única manera que el gobierno tome una decisión dramática de default externo es que esté absolutamente quebrado y no tenga opciones alternativas... y esa no parece ser la realidad actual.

luisvicenteleon@gmail.com

@luisvicenteleon


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