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lunes, 6 de octubre de 2014

Bolívar enclenque. Por José Vicente Carrasquero


José Vicente Carrasquero A. / Runrún.es

Comenzamos esta entrega aclarando que el título no se refiere al padre da la patria. Se corresponde con la moneda venezolana que desde hace mucho tiempo nuestros políticos se ha empeñado en nombrar como el Libertador Simón Bolívar. Este gobierno no cambió la tradición que comenzó en 1879 y por el contrario le agregó el adjetivo calificativo fuerte.

La triste realidad es que este gobierno que se jacta de tener a Bolívar y su pensamiento como norte del movimiento político, ha pulverizado la moneda a los límites de tener cuatro tipos de cambio diferentes, ninguno de ellos producto de una racionalidad económica propia de un país que como Venezuela tiene el mayor potencial de riqueza del continente sudamericano. Por el contrario, el bolívar moneda ha sido irrespetado al término de valer menos que un céntimo de dólar norteamericano.

Escuchando el programa Economía de Carne y Hueso, conducido por mi colega y amigo Román Ibarra en RCR750, un oyente argumentaba que el bolívar es más fuerte que el peso colombiano porque éste se cambia a razón de 2000 por dólar mientras que el bolívar se cambia a cien. Pasa por alto el distinguido oyente que al bolívar se le quitaron tres ceros mientras que el peso colombiano se ha mantenido inalterado en su denominación. Por lo tanto, lo correcto es decir que un dólar se cambia por menos de 2000 pesos colombianos y por más de 100000 (cien mil) bolívares equivalentes. Problemas de la minusválida propaganda roja.

Acompañé a un amigo a comprar una lata de tomate. Pagó por ella 240 bolívares fuertes, 240000 de los anteriores. En España, esa misma lata cuesta 66 céntimos de euro, es decir, 84 céntimos de dólar. Si el cambio de 6.30 fuese real estaríamos hablando de cinco bolívares fuertes y 29 centavos. Pero, todos sabemos que ese cambio es solo parte del maquillaje de una economía depauperada en la cual el venezolano es cada vez más pobre.f

Antes de que a cualquier sabio rojo se le ocurra hablar de la crisis económica española, debemos aclarar que el reino ibérico ocupa el puesto 26 en el Índice de Desarrollo Humano que calcula el PNUD todos los años, mientras que Venezuela, según los mismos estándares ocupa el puesto 63. Es decir, 37 puestos más abajo. Y eso, aceptando que las trucadas estadísticas del INE se puedan dar por ciertas.

Volviendo a la lata de tomates que contiene 800 gramos nos encontramos que al cambio de 6.30 que es el mismo usado para calcular el salario mínimo del venezolano, un mortal estaría pagando la estrambótica suma de 30 euros o 38 dólares por un producto accesible al más pobre de los europeos pero imposible para la clase media venezolana.

Y es que la política económica de este gobierno se maneja según la ley del embudo. Lo ancho para el gobierno con dólares para pagar cenas en New York con correspondiente propina, y billeticos de monopolio para el pueblo que debe molerse el lomo para completar para el mercado. El gobierno imprime esos billeticos sin valor para hacer creer al venezolano que tiene como satisfacer sus necesidades. La triste realidad es que esos papelitos compran cada vez menos cosas al tiempo que hacen cada vez más difíciles de conseguir.

El gobierno no muestra ninguna actitud que indique que quiere cambiar esta situación. Se le ha hecho cómodo vivir con la impresión de billeticos que producen una inflación que le equilibra las cuentas, sin importar que en venezolano sea cada vez más pobre. Lo peor de lo peor es que llegaron al poder jurando defender a los venezolanos de menos recursos.

El bolívar no es fuerte, es enclenque. Es una entelequia. Moneda que no se pueda intercambiar libremente por otra carece de valor. Los controles están diseñados para que quienes gobiernan se mantengan en el poder y decidan lo que un venezolano puede o no.

El venezolano ha sido enajenado de su trabajo y de su capacidad de proveerse de una calidad de vida acorde con el potencial de riqueza del país. Lo paradójico es que esto haya sucedido bajo un gobierno que se auto denomina socialista.

Al igual que el bolívar enclenque, este gobierno es un simulacro.

José Vicente Carrasquero A.

@botellazo


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