Alexander Guerrero / Runrunes
Los problemas fiscales en la mayoría de países OPEP incluidos Arabia Saudita, Irán, Irak, Noruega, y desde luego Venezuela dicen que es económicamente conveniente bombear petróleo, así sea a menor precio, lo cual permite mantener mercados en un mercado que en los últimos años se ha vuelto más competitivo; antes que recortar producción para hipotéticamente detener la caída de los precios.
El otro componente de la caída “deliberado” inducido por los grandes de la OPEP y ya presente en el mercado de capitales es desbalancear las inversiones en el petróleo de esquistos en USA, Canadá, etc., una economía del petróleo cuya resistencia en precios teóricamente –para sostener costos- estaría en un umbral de los 60-75 dólares el barril. Todo esto, un fenómeno Interesante, dado que ambas hipótesis, podría aparecer contrapuestas, sin embargo, en su punto de equilibrio no se excluyen necesariamente.
Bombear o no bombear: lo fiscal y el petróleo “shale”
Comenzando con la primera, es válido suponer que un recorte de la producción en las actuales condiciones de caída de precios, podría llevar al club –OPEP- a un caos, o una guerra de producción –no de precios- en virtud que la capacidad de producir petróleo de algunos países es mayor que en otros, y en los costos de cada barril dejado de producir, en relación a una hipotética ganancia en precios. Ello contando que la producción de petróleo en países no- OPEP se ha incrementado considerablemente con la producción de esquistos, el caso de USA; ello unido a los naturales problemas fiscales que enfrentan los principales socios de la OPEP, Arabia Saudita, Irán, Nigeria, y Venezuela, donde existe una ponderación económica y política compleja en relación a la incertidumbre de posible mayores precios y menor producción en los mercados.
De allí que vender a precios aún más bajos; es decir, mantener o expandir la producción en aquellos países con bajos costos marginales, nos trajo, al parecer a una nueva aritmética petrolera que tiene, aunque a mayores costos por los nuevos petróleos, una importante competencia frente a los petróleos convencionales, para decirlo de alguna manera, incluidos los extra pesados.
Ese complejo cuadro, luce desde todos los frentes negativo a Venezuela, dado que en esta oportunidad, vez la caída de la renta del petróleo no ocurrió por caída de precios; este es un fenómeno reciente desde hace apenas semanas, sino que es producto de dos problemas políticamente inducidos, la descapitalización de la industria petrolera venezolana, que se negó a seguir las reglas de la economía de invertir y producir en condiciones de precios crecientes, dada las presiones fiscales (políticas) que buscaba a todo evento consolidar una revolución que nos trajo un régimen de pobreza absoluta y nos quitó las libertades.
Venezuela, el dispendio de la renta: el fin de fiesta
El enorme déficit fiscal que produjo el socialismo s XXI, entre otros, por la adquisición y estatificación de activos privados que fueron rentables pero que dejaron de serlo en manos del Estado, seguido de una gula fiscal que una como obesidad mórbida se convirtió en el cáncer de las bases económicas de Venezuela, sus recursos y su capital humano, este último miserablemente descapitalizado entre otros por las estatizaciones, nacionalizaciones, confiscaciones, expropiaciones cierre de empresas privadas y éxodo de empresas extranjeras, que ha convertido al mercado laboral de aquella pujante clase media en un mercado donde el 85% de la demanda laboral es para trabajadores sin calificación.
Al mismo tiempo, acuerdos para venta de petróleo con China, Cuba, Petrocaribe, que implican grandes descuentos, y altos costos de oportunidad, petróleo que Petrocaribe no paga, otras facturas sin cobrar, financiamiento de largo plazo por la compra de petróleo venezolano con intereses mayores de los que paga PDVSA en financiamiento, corrupción, y asignación de recursos sin racionalidad económica alguna, condujo a un derroche de más de 450 mil millones de dólares en 10 años. La descapitalización de PDVSA produjo una caída en la producción de petróleo de 650 mil barriles por día en el mismo periodo. En esas deplorables condiciones financieras y económicas hay que enfrentar menores precios por petróleo, lo que todo evento se dibuja como un colosal colapso económico tanto de PDVSA como del Estado –fisco. ¿Habrá entendido el gobierno de Venezuela y las “fuerzas vivas” en la opinión publica este fenómeno?
Más petróleo en los mercados: más oferta y menor demanda
Que ha pasado entonces? Hay más petróleo en el mercado, llegaron los petróleos de esquistos y con inesperada fuerza, y en una realidad económica interesante, de crecimiento inducido por el BRF y con unas economías caracterizadas por costos que se reducen con fuerza a una mayor producción, lo cual permite sostener en el mediano plazo cierto punto esas economías, como se puede constatar sin problemas. Pero también la demanda ha reaccionado a dos procesos; a saber, por un lado se racionaliza su uso por costos y ambiente, el ahorro neto en energía se hace contante y sonante en dólares.
Al mismo tiempo que cae porque la economía global no está enviando señales claras de un crecimiento sostenido, y sin olvidar que el mercado de commodities tiene rato volátil, una muestra que sus finanzas se encogen, reduciendo el volumen de efectivo en los mercados. Cuál es la función de reacción de la OPEP, si es que puede operar como en otros tiempos para recomponer por la vía del recorte los precios del petróleo?
La OPEP
Durante años se vivió un mercado petrolero con tres patas, con una cuarta pata, dominada por la política (OPEP) mientras las otras tres patas, la oferta y la demanda de dos mundos, el desarrollado y el emergente. En esas condiciones el mercado reaccionaba a las variables políticas (OPEP) cualquiera que haya sido el tipo de conflicto, desde los “naturales étnicos”, los “religiosos dentro de la fe dominante en la OPEP, islam”, así como guerras, terrorismo, nacionalismo, y desde luego, los fiscales, dado que en estos países la renta que produce el recurso esta fiscalmente inducida, y en el mundo también islámico, el Sharia así lo exige.
En el no islámico, el caso de Venezuela, se vive algo similar, el ideológico, reventar el sector privado con el peso del Estado, con tanto peso que no es físicamente sustentable su financiamiento. En este grupo de países, los precios tienen un incentivo adicional, aunque no de mercado, en la política fiscal redistributiva de esas naciones. El término “fiscal” acá sustituye al político, porque la naturaleza de la política fiscal en estas naciones tiene fundamentos políticos perversos, solo vean los enormes déficits fiscales de AS, Irán, Venezuela, Nigeria, para comprobar esta tesis. De esos países, solo Venezuela se trazó la cruzada de comprar, y destruir al sector privado, hoy se paga esa factura con una contracción económica severa en los -5% a -8%.
Más petróleo en el mediano plazo
En ese marco económico/político/institucional, los precios eran más un reflejo de cada uno de esos desajustes políticos, que del propio mercado, es decir, demanda y oferta global, y de lo cual se desprende que una caída de la actividad económica global, pues reduce la demanda por hidrocarburos, lo cual impacta –diferenciadamente- a cada país dentro de la OPEP, unos reducen con bajo costo marginal otros (Venezuela, Irán, Nigeria) la reducción de sus producción tiene no solo tiene un enorme costo, sino que su umbral fiscal esta tan cerca de su capacidad de producción que el costo político puede ser aún mayor, el caso venezolano de nuevo.
La nueva oferta petrolera
La ventaja del nuevo petróleo de esquistos sobre el petróleo “convencional” OPEP reside en la típica asimetría que existe entre un estado petrolero y un privado petrolero, mi esteras el primero maximiza el ingreso -renta- fiscal petrolero, el segundo, el privado maximiza sus beneficios, lo cual sabemos por experiencia en la OPEP, no coinciden obligatoriamente, ni siquiera inclusive en condiciones elevados precios, como es el caso hoy de Venezuela, y ayer de Oran y Nigeria. Con ese diferencial en incentivos y en resultados económicos, las economías del petróleo de esquistos superan las de los petróleos OPEP, fenómeno que se agrava considerablemente al constatar que el punto de resistencia fiscal de los países explotadores a bajo costo en la OPEP, Arabia Saudita, Kuwait, Irak, Irán es alto, ya a 80 dólares el barril.
Las resistencia fiscales de estos países para entrar en guerra con los nuevos petróleos es muy débil, por lo que más temprano que tarde, el acuerdo en la OPEP vendrá para corregir la caída de los precios, al menos que se presente otra crisis económica severa, que no detenga la caída en los precios del petróleo. De todas maneras, los petróleos nuevos traen una lógica económica con restricciones temporales, la producción debe hacerse a ritmo rápido, sus ventajas, desde luego pueden desvanecerse en la medida que los precios en caída ponga en peligro las inversiones.
Esquistos, costos y mercados capitales
La inversión en estos petróleos depende casi exclusivamente del mercado de capitales, ya la caída en los precios ha reducido las acciones de las más importantes empresas en esa nueva industria petrolera. Solo dependerá de dos resistencias, la fiscal de los países de la OPEP que teniendo la fuerza para desacelerar la caída en los precios, al mismo tiempo se incrementa la presión fiscal sobre la renta petrolera ya que esta es el componente más importante en la factura de ingresos fiscales, por lo que el impacto marginal sobre los ingresos fiscales crece en la medida que el precio baja de cierto umbral.
Arabia Saudita ha puesto ese umbral en 75 dólares por barril, a la fecha de ayer, ya los precios estaban tocando ese umbral, que denominamos fiscal para graficar su resistencia fiscal. A esa línea de resistencia fiscal entre en juego la otra línea de resistencia a la caída en los precios para los inversiones en esos petróleos, su punto de resistencia llegaría por un precio de 75 dólares por barril. Quiere decir que ambas líneas de resistencia estarían coincidiendo, el punto de equilibrio podría ser precario.
Impactos sobre Venezuela
Venezuela, definitivamente no tiene salida bajo el actual régimen de reglas e incentivos, el gobierno no renuncia a los controles porque estos –aparentemente según ellos- los ayuda a sostenerse en el poder. Así, en el marco de la caída de los precios, tanto por shocks de oferta petrolera global (no OPEP) como el caso USA, Canadá, etc., como por caída de la demanda que deprime los precios, y aun en medio de la peor crisis financiera de la historia por un exceso de demanda del sector público, a un no financiable y e insustentable déficit fiscal, con tremendas consideraciones e impactos políticos, violencia dentro de los grupos violentos armados por el gobierno cuya sobrevivencia y operatividad en cuestión dada las premuras fiscales del gobierno.
El gobierno tambalea, su credibilidad en cero, y la ingobernabilidad política creada por Maduro y los cubanos, se agrega la ingobernabilidad económica dado un desbalance fiscal que no tiene remedio, al menos que se eliminen las reglas económicas establecida de un Estado poderoso y militarizada capaz únicamente de sostener el gobierno, sin importar el grado de represión al cual tenga que apelar la clase gobernante. Así, los prolegómenos del final, no a la vuelta de la esquina, pero si una profecía auto cumplida.
@AlexGuerreroE
alexguerreroe@hotmail.com
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