TOMÁS SOCÍAS | EL UNIVERSAL
Definitivamente, los gobiernos venezolanos han optado por seleccionar los días viernes para poner en práctica medidas que repercuten en gran medida en el destino de sus ciudadanos. Casualmente, hay una gran similitud entre la cuarta y la quinta, en eso de tomar medidas económicas en vísperas del fin de semana, asumimos que para frenar las reacciones de la gente.
Obviamente, nos referimos a lo que han llamado "el cadivazo", aunque ese organismo haya dejado de existir hace meses. Hablamos específicamente de la providencia que ordena la reducción y drástica modificación del cupo en divisas para los viajeros.
En el primer viernes negro, aquel de 1983, pasamos de un dólar de 4,30 a uno de 6,30 bolívares. Esa devaluación causó graves daños a la economía. Aclaramos que la similitud entre ambas fechas se refiere solamente a la materia cambiaria, pues la realidad de entonces y la de ahora, es diametralmente opuesta.
Viendo esta medida, salta a la vista que las versiones extraoficiales acerca de que el Ejecutivo no tiene suficientes dólares son ciertas.
Si la intención es ahorrar divisas, insistimos en que esa providencia no es la solución, porque el Ejecutivo tiene otras vías para ahorrar divisas.
La solución no es reducir el monto del cupo en dólares para los venezolanos, porque simplemente es un derecho. Con la reducción del cupo el Ejecutivo solamente se ahorraría entre 2.800 millones a 3.000 millones de dólares.
La medida nos da pie para afirmar que se trata de una estrategia política que busca afectar a un sector específico de la población. No hay otra explicación. Lo negativo de esto es que al mezclar la ideología con la economía, el que sale perjudicado es el país, puesto que la providencia no tiene impacto real en el monto en dólares que requiere el país para recuperarse.
Sabemos que al país le hacen falta más de 25,7 mil millones de dólares para poder funcionar bien, lo que significa que la reducción del cupo solamente representa un ahorro de solo 6%.
Aunque siempre insistimos en afirmar que el Ejecutivo no puede jugar al perjuicio del pueblo e incluso, repetidamente hemos querido dar el beneficio de la duda a las políticas del Gobierno, en esta oportunidad es bastante difícil asumir una actitud de este tipo.
Si la razón de la providencia es "garantizar el uso adecuado de los dólares", como ha declarado el ministerio de la Banca Pública, lo que no nos explicamos es cómo hace 16 meses, de boca del entonces ministro de Finanzas, Jorge Giordani, se supo que se habían robado 25 mil millones de dólares, a través de empresas de maletín y desde entonces, hasta hoy, no se produjo ninguna investigación que diera con los culpables.
Por otro lado, destaca que el propio presidente Nicolás Maduro aseguró, a principios del año, que "había dólares suficientes para las necesidades del país" y que el cupo en divisas tampoco sufriría modificaciones. La decisión tomada el viernes pasado demuestra lo contrario y es lamentable.
Desde hace meses venimos afirmando que la única medida que acabaría con las distorsiones de la economía sería desmontar el control de cambio.
Pero, con más de 10 años de vigencia, una estructura monstruosa como la del control cambiario, lo más sano habría sido una devaluación a tiempo, de manera que a estas alturas no habría sido necesario otorgar divisas a precios tan irreales, tanto para viajeros como para compras necesarias.
La cantidad de tipos de cambio han terminado con dar al traste con la economía y para rematar, los ingresos procedentes de la renta petrolera han disminuido drásticamente.
Hay una forma de ahorrar los dólares y es deteniendo las importaciones innecesarias, depurando las listas de los ministerios y, simplemente, abrir el mercado. Por el bien del país.
Analista económico y político
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