Fausto Masó / El Nacional
Ayer recogían firmas contra el imperialismo americano, hoy quieren reunirse con Shannon hasta en Haití y el gobierno salta de alegría proclamando el restablecimiento de la amistad con Estados Unidos. Agreden a los senadores brasileños y se colocan de espaldas a América Latina, Maduro escogió el camino de la locura y del acercamiento al imperialismo. De pronto le da por acercarse a México y criticar a Trump, no se mete con Obama.
La oposición venezolana le pide a Shannon que le exija a Maduro celebrar elecciones, pierde el tiempo. Igual que en el caso de Cuba, a los norteamericanos les interesan los intereses de Estados Unidos, no los de los exilados cubanos en Miami, o ahora los de los venezolanos. Shannon se acerca a un gobierno que compra todo en Estados Unidos, quiere impedir el avance chino en el continente, no le molesta retratarse con Diosdado y con la pintoresca canciller de Venezuela.
El castrismo nació como un canto a la voluntad, un moralismo del tipo que despreciaba el padre del socialismo científico. Marx rendía culto a la dialéctica no a la audacia de asaltantes de cuartel. El chavismo ha sido el invento de Chávez. Muerto el creador, el chavismo anda desorientado por la vida, le pasa igual que a la oposición. Hasta Juan Barreto se rebela contra Maduro que ha decidido gobernar a palos. ¿Podrá? ¿Cómo será la campaña electoral? Son capaces de dejar morir a los huelguistas como hicieron con Brito.
¿Absolvió la historia a Fidel Castro? No, lo dejó a un lado. Desde el primer día a Castro le advirtieron que lo condenaba la geografía, una ciencia exacta. Además, Estados Unidos contaba, y cuenta, con tres generales invencibles: General Motors, General Electric y General Dinamics.
¿Absolverá la historia a Maduro? Noooo… lo reducirá a una nota al pie de alguna historia de Venezuela
De visita en la isla en 1960, Jean Paul Sartre afirmó que Castro creaba las condiciones objetivas para la revolución; en vez de aguardar a que surgieran, echaba el marxismo al cesto de la basura, defendía la revolución por la revolución, salgan ranas, o culebras, salieron ranas y culebras. Sartre había sido invitado a Cuba por Carlos Franqui para contrarrestar la influencia comunista. Por su parte, Chávez solo creyó en el poder del petróleo y de los dólares. Y mucho menos, claro, leyó a Sartre o se enteró de la historia de la revolución cubana. Maduro echa mano de la violencia. Llega el momento de abrir los ojos para ver lo evidente, lo que nos espera.
¿Dónde quedará Nicolás Maduro en esta historia? En ninguna parte. Al menos Chávez contaba con un vozarrón y recursos para financiar políticos afines, porque la revolución de Correa, Evo y Nicaragua y Kirchner fue electoral, no armada. Maduro no traspasa las fronteras y disputa la presidencia con Diosdado Cabello. Así terminó el sueño chavista, en nada señores, en nada. El chavismo dejará una herencia insignificante al lado del sueño betancurista y calderista que nos legó la democracia. Pronto se demostrará que tanto Betancourt como Caldera y Pérez representarán mucho más en la historia venezolana que Maduro y Chávez. Obvio, hermano.
Maduro ha descubierto en estos días que los colectivos en los barrios se han convertido en delincuentes. En Miraflores reconocen la necesidad de desarmar a los colectivos, pero ¿cómo lo hacen? Necesitan entrar en los barrios a sangre y fuego. ¿Con que tropas? Acabaron con la Policía Metropolitana y volvieron inofensiva a la Guardia Nacional.
El país parece contemplar indiferente la orgía de sangre diaria, los venezolanos se han resignado a que los maten. ¿Qué les pasa? Es asombrosa la pasividad de la sociedad frente a esta masacre cotidiana, no es siquiera un gran tema político a pesar de que no hace mucho ganó Peña la alcaldía de Caracas con el tema de plomo al hampa. Al contrario, lo bonito es caerles a mentiras a los venezolanos diciendo que con educación los malandros entregarán sus ametralladoras. Por desgracia, solo a muy a largo plazo la educación cambia un país, a corto plazo frente a la violencia de los colectivos armados solo cabe la violencia del Estado, pero ahora Maduro, aunque los acuse de delincuentes, los quiere utilizar para atacar a visitantes incómodos como los senadores brasileños.
Agárrense de las manos.
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