Tener un cuerpo escultural o medianamente aceptable requiere esfuerzo, motivación, dedicación, fuerza de voluntad y horas de sudor en el gimnasio. Pero si además vives en territorio venezolano, vas a necesitar unos cuantos ceros en tu cuenta para lograrlo.
Vivimos en un país donde la dieta de la mayoría de sus habitantes es directamente proporcional a la resistencia que estos tengan para aguantar interminables colas bajo el sol. El sueldo, el azar, la fe y una que otra amistad estratégica, también deciden lo que se sirve sobre la mesa.
Los alimentos se turnan para hacer actos de escapismo de neveras y despensas y no es secreto para nadie que comer poco o comer “lo que hay” no es sinónimo de buena alimentación.
Existen quienes en medio de este caos insisten en mantener o adoptar una vida “fit”. La escasez de ciertos productos que pueden consumir sin remordimiento y los elevados precios de otros alimentos de su particular dieta, hacen que la idea de pretender llevar este estilo de vida sea una locura comparable a la de consumir docenas de huevos crudos en ayunas.
Pero, ¡alto!… Esta historia no tiene porque ser tan trágica. Para el ser humano no hay imposibles. Si aprendes a sortear los obstáculos, la meta podrá ser materializada. Eso sí, mientras te apegues a los métodos tradicionales del mainstream (gimnasios, entrenadores, proteínas, suplementos) será una meta que abrirá un agujero en tu bolsillo. Hay opciones para que puedas darle vuelta a la tortilla… de claras de huevo.
Continúa leyendo y te daremos algunos consejos para ser fit sin endeudarte en el intento:
La alimentación tiene un papel protagónico
Buscar la ayuda de un profesional es un paso primordial para lograrlo y además una inversión que vale la pena. Evidentemente asistir a una consulta nutricional no hará que los precios de las merengadas proteicas disminuyan, pero podrás obtener la ayuda de un guía que asesorará tus decisiones y tus compras en el mercado.
Andrea Castellanos es la cara detrás del proyecto “Your Diet Method”, un programa holístico personalizado y online, basado en el concepto de la bio-individualidad y que fue creado para conquistar un estado de salud óptimo. Andrea tiene un máster en dietética y nutrición y es especialista en pérdida de peso.
La crisis y la escasez llegaron al consultorio de esta joven visionaria: “Desde enero se han reducido las consultas privadas a menos del 40% del promedio del año pasado. Nuestros pacientes están deprimidos, incluso muchos bajan de peso por la situación del país. Mantener una alimentación sana o “fit” es más complicado aquí que en otros países en los que encuentras y tienes acceso a absolutamente todo. No hay variedad en la oferta, ni poder adquisitivo y perdemos mucho tiempo en colas sin saber qué producto conseguiremos”.
A pesar del desalentador panorama todavía quedan algunas soluciones: “Como siempre les digo a mis pacientes: ‘siempre hay una mejor opción’. Mi recomendación es mantener una dieta basada en lo que hay. Muchas frutas y verduras, hidratación y actividad física”.
Carlos Rojas es un venezolano de 54 años que adoptó una dieta completamente vegetariana después de un viaje a India hace 2 años. No fue por necesidad, sino por convicción que decidió suprimir ciertos alimentos y es que en aquel entonces la crisis apenas mostraba sus raíces. Al principio logró burlar las escasez, su dieta no contemplaba los alimentos procesados, ni los lácteos, azúcares, aceites o harinas. “Sobre todo me afecta la parte económica, todo está excesivamente caro. Tengo problemas para encontrar arroz y me veo en la obligación de ponerme creativo. Sustituyo con trigo entero o cebada. Pero los precios me afectan como a cualquier otro venezolano”.
Actividad física, más económica de lo que imaginas
El venezolano tiene al gimnasio bien arraigado en su idiosincrasia. El pago de su mensualidad está en la lista de gastos prioritarios tales como la luz o el agua. No importa la clase social, si no pasas algunas horas al día entre máquinas y pesas, no estás en nada. Este es el ecosistema ideal para los amantes del fitness, el caldo de cultivo para el intercambio de tips, rutinas, dietas, bebidas vigorizantes y suplementos, el escenario perfecto para modelar lycras, músculos y prótesis.
Sin embargo los incrementos periódicos de las tarifas han vaciado a estos establecimientos. Las clases que promueven el ejercicio cardiovascular sudan a media marcha y las ruidosas máquinas de pesas pasan las horas en silencio. La mensualidad promedio es de Bs 8.000,00, la mitad de un sueldo mínimo, en cualquier gimnasio que carezca de lujo y modernidad.
Los ejercicios al aire libre pueden causar ansiedad, pues la inseguridad se desborda y el miedo se resguarda en la casa. Pero todavía hay espacios que puedes aprovechar. Busca lugares transitados, clases gratuitas en plazas, cerros, parques y siempre programate para hacer tu entrenamiento en horas del día. Comienza a buscar ejercicios que puedes hacer en casa y sigue las cuentas de experimentados coach, quienes comparten cientos de tips a través de sus redes sociales.
No te engolosines
Comer sano supone un sacrificio y ya que estás dispuesto a hacerlo, podrías dejar de consumir algunos productos que se venden por precios desorbitantes. La chía, las harinas y lácteos especiales, las merengadas, los suplementos, los dulces libres de culpa, entre otros arruinarán tus finanzas del mes. No son indispensables, son un lujo.
La situación aprieta por cada costado y los que deciden, valientemente, hacerle frente, deben divisar y esquivar cada obstáculo con fuerza, y no precisamente esa que se entrena en un gimnasio. El equilibrio entre mente y cuerpo es indispensable. ¿Se puede comer más sano en un país en donde algunos apenas pueden comer? Esta interrogante puede tener muchas respuestas y cada una surge de la realidad muy particular de cada individuo y su situación. Recortar aquí y allá y reajustar tus hábitos y rutinas es una buena manera de comenzar.
Twittear |