FRANCISCO OLIVARES | EL UNIVERSAL
Muy emocionado Nicolás Maduro habló en cadena nacional de su experiencia al caminar libremente por las calles de Nueva York.
Momentos antes había ofrecido su discurso en la 70 asamblea de la ONU, donde, frente a escaso público, habló de imaginarias amenazas que se ciernen sobre Venezuela de parte de fuerzas oscuras, las cuales esta vez identificó como "operación tenaza". Una nueva expresión que se suma a otras decenas propaladas en diversas coyunturas, pero sobre las cuales nadie puede vincular con certeza a alguna idea viva o algo concreto que las haga visibles.
Maduro contó su experiencia al transitar las calles de Harlem, el antiguo barrio al norte de NY, hogar de numerosos afroamericanos desde principios del siglo XX y centro de figuras del arte y la política. También se refirió al tránsito, al menos de 20 cuadras, desde Madison y cómo españoles y colombianos se acercaban a saludarlo y a expresarle su apoyo a la revolución bolivariana.
En su emoción Maduro no oculta su regocijo por el recorrido y el gozo que invade a cualquier turista común. Es así que se identificó como un hombre de la calle al proponer un vínculo de semejanza entre su origen como "hombre de calle" y la experiencia de transitar sin apremios por la cosmopolita ciudad.
Sin duda, una vivencia que hace mucho tiempo había perdido en su propio país el joven que manejaba un microbus entre Caracas y San Antonio de Los Altos. Pero también una escena lejana para el resto de los venezolanos, ahora comprimidos en ciudades como Caracas sitiadas por las bandas delictivas, la desaparición de los espacios públicos, y la escasez de alimentos y productos.
Al comentar la acogida que recibiera de parte de numerosos periodistas, el Presidente les sugirió, ante ciertas preguntas incómodas, que vengan a Venezuela a mirar la realidad de la revolución.
Desde luego que las advertencias que suelen haber en las embajadas, para que los viajeros de sus países tomen precauciones ante la violencia y la criminalidad existentes en Venezuela, se asumen como parte de una campaña de desprestigio o parte de la "operación tenaza". Mientras que el hecho de que los venezolanos sufran una inflación que cerrará por encima de 300% ofrece por el contrario un incentivo para que los viajeros puedan cambiar favorablemente sus divisas en el mercado negro.
El drama venezolano no suele viajar en las frecuentes giras que acostumbran las expandidas comitivas que acompañan al Presidente.
Allí no cabe referencia alguna hacia el trabajador venezolano, quien parece mirar con resignación los precios de su canasta básica que el Centro de Documentación y Análisis de la Federación Venezolana de Maestros acaba de ubicar en 50.625, 52 bolívares. Un aumento de 275,5% respecto a 2014 y cinco veces el salario de un docente.
Las comitivas viajeras ya no reconocen las extensas colas que se reproducen en las ciudades venezolanas. Sus importantes funciones les han construido otra realidad distante, en ciudades donde la libertad económica y la seguridad ciudadana son instituciones inalterables. El "sacrificio" de heroicos revolucionarios se hace factible en nombre de una lucha internacional contra los fantasmas que a su juicio son los responsables que el país con las reservas de crudo más importantes del planeta esté al borde de un colapso económico.
Twitter: @folivares10
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