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sábado, 27 de julio de 2013

El Papa de los carros. Por Hermann Petzold



HERMANN PETZOLD RODRÍGUEZ | EL UNIVERSAL

Esta semana ha significado un nuevo aliento de esperanza y alegría para Latinoamérica durante la visita a Brasil del Papa Francisco. Apenas llegar a Río de Janeiro dio unos gestos bastante claros de simpatía al preferir un carro pequeño, sencillo y de marca italiana, a otro de origen posiblemente alemán y de lujo. Creo que además de ser un gesto de sencillez, también trató de acercarse a los jóvenes con este carro, más del target de los asistentes a la JMJ, que de una persona mayor, que requiere igualmente mayor comodidad, y que posiblemente lo suplantó por un pequeño sacrificio y empatía con sus anfitriones.

Algunos consideran que el Papa Francisco es un político, pero en realidad es el líder espiritual de la Iglesia Católica, que más allá de ser sectario, busca acercarse a todos por igual. Sus palabras prácticas y sencillas de entender, y de fácil implementación, han sido desde su pontificado, y especialmente en Brasil, surco importante para ganarse a los jóvenes provenientes de diversas partes del mundo. Frases pronunciadas por el Papa Francisco como: "Que cada uno, según sus posibilidades y responsabilidades, ofrezca contribución para poner fin a tantas injusticias sociales..." o "Solo cuando se es capaz de compartir, llega la verdadera riqueza; todo lo que se comparte, se multiplica". Infinidad de palabras del Papa Francisco podremos encontrar, grandes fotografías que transmiten la claridad de su misión, han estado plasmadas en este viaje y, sobre todo, la humildad que brota con sus actos fuera de protocolo, de la simpatía que despilfarra, de sus detalles para con los más necesitados tanto material como espiritualmente, lo acercan más a ser un padre de familia numerosa, que un ente aislado, como lo interpretan algunos, que se parece más a un político de ficción que a un ser humano.

Todos parecemos estar encantados con él. Su mensaje llega, y lo hace de forma profunda. Su ejemplo no solo va dirigido a católicos y el lío que podamos formar de cara a cambiar este mundo. Su incitación positiva está afectando a todos y a cada uno, para que asumamos –en la condición profesional y familiar particular– el cambio en nuestro ambiente y situación.

Las acciones las hacemos nosotros también. No esperemos a que una sola persona asuma una carga que nos pertenece a nosotros llevarla. Cambiemos el mundo, pero hagámoslo de forma local, en nuestro pequeño, mediano o grande campo de influencia que tengamos.

www.hermannpetzold.com

@HermannPetzold


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