Eduardo Semtei / El Nacional
Nadie conoce con precisión, exactitud y claridad el mundo subterráneo del PSUV y los demonios que lo dominan. Una vez que desaparece el mandamás, del que, por cierto, mucha gente todavía opina que si hubiese sido más precavido, humilde y sencillo, y aceptado los ofrecimientos de tratamientos médicos avanzados, modernos y no la piltrafa cubana caracterizada por un error garrafal en la primera cirugía, pues, el hombre estuviera aún entre los vivos. De nada sirvió la preocupación de Lula; la tozudez y la “fiebre del poder” lo cegaron ante las realidades de su maltrecho organismo. Quería morir como presidente.
Como decíamos, desaparecido el jefe absoluto, las distintas fracciones empiezan a moverse, arreglarse y, como inmensas placas tectónicas, asientan sus plataformas financieras, partidistas y administrativas.
De las tres fracciones poderosas: la civil, con Maduro, Jaua, Merentes, Khan, Darío, Cilia, Sanguino; la militar, con Diosdado, Jesse, Andrade, Rodríguez Torres, los Alcalá Cordones; la familiar, con los de apellido Chávez y los que quisieran tenerlo, como Giordani, Rafael Ramírez, Héctor Navarro; sólo quedan dos: la civil y la militar.
Maduro no pierde tiempo en afianzar su grupo tanto nacional como internacionalmente, mientras que el jefe de los verde oliva, no contento con maniobrar internamente, se la pasa en un solo periplo global compitiendo abiertamente con Maduro y Jaua. Esto es simplemente insólito. Dos ministros de Relaciones Exteriores. Maduro no da tregua, y Diosdado tampoco.
Vamos a examinar algunos datos: Mario Silva permite indirectamente que las grabaciones de sus conversaciones se cuelen a la prensa nacional con la solapada intención de presentar a Diosdado como un conspirador, un truhán, un peligro. Puntos para el sector civil. Diosdado maniobra internamente para eliminar las elecciones primarias y decidirlo todo por consenso, donde goza, por ahora, de una mayoría relativa, y de paso colocar en la Alcaldía de Caracas a uno de sus fieles alfiles, el ex alcalde Freddy Bernal. Punto verde. Maduro comienza un periplo de viajes para el exterior, incluida una visita al Papa a fin de consolidar su figura de presidente, en casi ninguno de esos viajes aparecen en la lista de invitados miembros de la logia de Cabello. Maduro inicia una cacería “menor” de corruptos a fin de presentarse ante el país como un paladín de la justicia y un verdugo para los pillos y ladronzuelos del erario público, y de paso se lleva en los cachos a varios funcionarios identificados con ministros y gobernadores asociados a los encachuchados rojos del 4F. Otro punto para Maduro. En cuanto al nombramiento del nuevo Estado Mayor de la FAN parecería que los radicales del “proceso” y compañeritos, más bien “comandos” de Diosdado, fueron desplazados por una corriente ligeramente institucional.
Así que en resumen, hasta ahora, podemos decir que el Maduro que heredó la Presidencia viene recortándole las alas al grupo de insurrectos que dieron el golpe miliar contra Pérez y, por lo tanto, el Maduro que se esperaba rompe algunos esquemas y se presenta con una visión distinta. Donde sigue igualito o peorcito es en el ataque injustificado, por todos los medios habidos y por haber, contra quienes son considerados líderes opositores. Las reuniones con la Conferencia Episcopal Venezolana y el disimulado reconocimiento de los gremios profesorales universitarios también dan una imagen contradictoria y confusa. No obstante su posición frente a los presos políticos, de intransigencia y desprecio a la condición humana, lo reivindican como autoritario y vengativo.
Tenemos, pues, dos Maduros. Aquel que no quiere enterrarse con el amigo y el otro que se siente obligado por una fidelidad ruinosa. Seguiremos informando