FABIO RAFAEL FIALLO | EL UNIVERSAL
El grupo que gobierna actualmente Venezuela presenta una indiscutible semejanza con la llamada "Banda de los Cuatro", encabezada por la viuda de Mao Zedong, que aspiraba a gobernar China antes de caer en desgracia a raíz de la muerte del Gran Timonel en septiembre de 1976. Al igual que el presidente Maduro en Venezuela, la viuda de Mao y los suyos propugnaban "radicalizar" la revolución, lo que significa reforzar el estatismo y la militarización de la economía y agudizar la caza del "enemigo de clase".
De hecho las consignas de ambos grupos son prácticamente idénticas. La banda de la viuda de Mao prometía luchar "contra el restablecimiento del capitalismo en todas sus formas". Maduro, por su parte, declara la "guerra total contra la burguesía parasitaria".
Si el régimen chino ha logrado mantenerse en el poder, es por haberse apartado del dogma encarnado por la Banda de los Cuatro -el mismo que Maduro trata hoy de imponer en Venezuela- reemplazándolo por la consigna poco comunista de "¡enriquézcanse!" lanzada por Den Xiaoping.
Prueba de la prioridad que en China se da a la rentabilidad y el beneficio económico es que durante el reciente viaje de Maduro a aquel país con el fin de obtener divisas frescas para hacer frente a la escasez de dólares en Venezuela, lo que obtuvo fueron préstamos atados, ya sea a la compra de artículos fabricados en China, ya sea a proyectos de infraestructura cuya ejecución China supervisará.
Mientras China se esmera en sacar provecho económico de sus préstamos, la banda maduro-castrista sigue despilfarrando la riqueza del subsuelo, entregando petróleo a precios dadivosos a aliados en el continente, endeudando a Pdvsa y cerrando las puertas de la economía a la clase empresarial.
El reemplazo en la vicepresidencia económica del ministro de Finanzas, Nelson Merentes, considerado como el "pragmático" del régimen, es un presagio de la radicalización que Maduro tiene en mente al solicitar una ley habilitante que le confiera poderes especiales.
Cuando sea adoptada dicha ley, los chivos expiatorios no saldrán solamente de la oposición y la clase empresarial. El chavismo está abocado a dividirse y explotar. Y en el pulso que se avecina o que ya está en marcha dentro del chavismo, no es seguro que el bando maduro-castrista logre tener más éxito que la Banda de los Cuatro de Pekín.
Mientras tanto, el caos económico y político que cunde en Venezuela está mermando el peso y la influencia del país en el ámbito internacional. Una muestra de ello fue la incapacidad del gobierno venezolano de obtener, pese a haberlo intentado, una declaración de Unasur en favor del régimen venezolano por las supuestas dificultades que EEUU creó durante el inconcluso viaje de Maduro a Nueva York para asistir a la reunión anual de la Asamblea General de Naciones Unidas.
Igualmente dio pena ver cómo Maduro fungió de tonto útil en el caso del diferendo entre Evo Morales y el gobierno español, cuando las autoridades españolas cerraron el espacio aéreo al avión en que viajaba el presidente boliviano de regreso de Moscú el pasado mes de julio. A raíz de ese incidente, Maduro derramó injurias contra el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, acusándolo de "corrupto" y otras virtudes por el estilo... teniendo semanas más tarde que observar, con el rabo entre las piernas, fotos del propio Evo posando amistosamente con Rajoy[2].
Por otra parte, recientes actitudes de Maduro hacen pensar que no se siente seguro de contar con el apoyo irrestricto de la Fuerza Armada de Venezuela. El haber viajado a China en un avión de Cubana de Aviación, y luego aducir que sufría de gripe para no tener que montarse en el avión militar venezolano que lo llevaría a Cochabamba para reunirse con Evo Morales y Rafael Correa a principios de este mes, son hechos que atizan la especulación a este respecto.
Si se trataba realmente de una gripe, ¿por qué no haber postergado aquella reunión tripartita en vez de anularla definitivamente?
La habilitante solicitada por Maduro permitirá a la banda maduro-castrista agudizar la represión en Venezuela, proscribir cacerolazos, silenciar voces independientes, censurar la información sobre el desabastecimiento, la violencia cotidiana y el valor de la "lechuga verde", arremeterlas contra la oposición o efectuar purgas estalinianas dentro de su movimiento. Pero nada de eso impedirá que Venezuela, el país con las mayores reservas de petróleo del mundo, siga ahogándose en el tempestuoso mar del caos económico y el descrédito internacional.
Por su impericia política e ineficacia económica, la Banda de los Cuatro terminó en prisión, condenada por sus propios correligionarios. Y al igual que la Banda de los Cuatro en China, todo indica que la banda maduro-castrista tiene el tiempo contado en Venezuela.
En su viaje a China, Maduro no aprendió la lección sobre el triste final de la banda de la viuda de Mao Zedong, quien, al igual que el errático presidente venezolano, pretendía "radicalizar la revolución".
[1] "Unasur sin acuerdo sobre la denuncia de Venezuela contra Estados Unidos", El Universal, 27-09-2013. [2] "Rajoy y Morales: un encuentro ‘franco y muy cordial' en la Moncloa", El Mundo (Madrid), 04-09-2013.
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