Se equivocaron quienes tomaban las protestas como un movimiento que moriría con los carnavales
ROBERTO GIUSTI | EL UNIVERSAL
Si alguien creía que las protestas iban a morir con relativa rapidez y al llegar el carnaval terminarían diluyéndose por el influjo de la típica banalidad e inconsistencia de los venezolanos, luego de tres intensas semanas de enfrentamiento, podemos decir que estaba equivocado. Se suponía que, dotado de una mayor capacidad de aguante y teniendo a su disposición todos los recursos, además del uso despiadado de la represión, el gobierno sortearía, con relativa facilidad, lo que se consideraba un brote menor y controlable de descontento minoritario. Esto, además, si consideramos el triunfo electoral de diciembre, que arrojaba dudas sobre el apoyo e intensidad en la determinación de los protestantes y su base de apoyo popular.
En realidad la historia recientísima nos había demostrado cómo, ante un país resignado por el arrase de Chávez en las presidenciales de diciembre del 2006 y el consiguiente cierre de RCTV, había insurgido, prácticamente de la nada, un movimiento estudiantil que galvanizó el rechazo colectivo ante la injusticia y la arbitrariedad hasta convertirlo en resonante triunfo electoral a un año justo de lo que el caudillo consideró la consolidación definitiva de su proyecto de poder indefinido.
A pesar de las diferencias de tiempo que podrían encontrares ante ambas coyunturas, está claro que una vez más estamos ante un fenómeno que trasciende los partidos y ahora al movimiento estudiantil, es originalmente espontáneo y se extiende más allá de las grandes ciudades para impactar en poblaciones como La Fría, La Grita y Rubio, para referirnos sólo al núcleo inicial de la protesta, situado en el Táchira. Si bien la lucha tuvo como punto de partida el descontento de la clase media, es innegable ya que parte de los sectores populares han hecho suyo el reclamo porque no nada tan democrático como la muerte por la inseguridad o el desabastecimiento).
Es cierto, también, que una parte de la dirigencia de oposición promovió "la salida" y por eso Leopoldo López se encuentra tras las rejas, así como Daniel Ceballos (alcalde de San Cristobal) amenazado, pero también lo es que un movimiento tan vasto, extendido y masivo, escapa a las posibilidades organizativas y de dirección de cualquier partido o grupo de presión. ¿Quiere decir eso que el triunfo está asegurado? Primero se debe aclarar que se entiende por "triunfo" sobre todo si consideramos que lo logrado, hasta ahora, (la confirmación sobre la naturaleza violenta de un gobierno dispuesto a todo para permanecer en el poder, una convocatoria no totalmente aceptada de diálogo, el debilitamiento de la base social del chavismo y su desprestigio internacional) ha costado una cantidad similar de vidas a las que cobró el 11 de abril del 2002.
@rgiustia
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