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domingo, 16 de marzo de 2014

Motorizados rojos con licencia para matar. Por Marta Colomina


Cuantos más crímenes cometan más claro estará el mundo de que en Venezuela hay una dictadura

MARTA COLOMINA | EL UNIVERSAL

La violencia ordenada por Maduro está fuera de control. Sus motorizados al servicio del Gobierno disparan enloquecidos a quienes encuentran a su paso por las calles de Valencia, Maracay, San Cristóbal, Mérida y otras, asesinando, destruyendo propiedades, mientras cuerpos de seguridad del Estado los protegen y encubren. Cada día la represión oficial contra las protestas estudiantiles es más feroz y violadora de sus derechos constitucionales, incluyendo el derecho a la vida. Esta semana cientos de manifestantes han sido detenidos, algunos hasta torturados y asesinados. Maduro, como si se tratase de una guerra contra el imperio, mientras habla de paz y amor, ordena a la GNB, la PNB, a sus motorizados y hasta al Ejército, arremeter contra el democrático y valiente empeño estudiantil de no abandonar las calles como forma de lucha contra la ilegitimidad y conducta dictatorial de un gobierno cada vez más contrario a los intereses del país.

El miércoles hubo 3 muertos y 15 heridos en Valencia. Según testimonios de vecinos, unos 50 motorizados dispararon indiscriminadamente en La Isabelica, al norte de Valencia, dejando dos personas muertas: Jesús Enrique Acosta (23) recibió un tiro en la cabeza y el preparador deportivo Guillermo Alfonso Sánchez (42) murió por un balazo en el tórax. Ninguno de los dos fallecidos estaban participando en las protestas. Acosta se dirigía al gimnasio y Sánchez pintaba la casa de sus padres. Cuando escuchó las detonaciones, corrió para protegerse, pero los motorizados que gritaban consignas a favor del Gobierno, lo interceptaron. Sánchez, dicen los testigos, se subió la camisa para que los delincuentes vieran que no estaba armado, pero le dispararon sin piedad. Su viuda, denunció a los medios: "a mi esposo lo mataron los colectivos armados y no un francotirador, como dice el gobernador Ameliach. Eso es una patraña".

Los motorizados de Maduro tienen licencia para matar, destruir y saquear bienes públicos y privados, según se comprueba de las declaraciones públicas del propio Maduro, del vicepresidente Arreaza ("comportamiento de los colectivos motorizados es ejemplar") y de la "Defensora", quien mientras motorizados asesinaban a Acosta y Sánchez en Valencia, ella rechazaba que medios "atribuyan muertes a colectivos". Con tantos testigos en el país que han visto y sufrido cómo esos "colectivos" (deberíamos llamarlos "delictivos") disparan indiscriminadamente, Maduro riposta que "la prensa burguesa tituló: tres muertos y 14 heridos en Carabobo, pero no dice que fueron obra de francotiradores de grupos guarimberos". Acusa a la "derecha fascista" de demonizar a los motorizados, a quienes calificó de "multiplicadores de la paz". Solo esta semana, además de los asesinatos ya descritos, "ataque de colectivos dejan 2 heridos y destrozos en urbanización Maracay" (EU 14-03-14), vecinos de Chacao denuncian que quienes destruyeron las oficinas públicas de la Torre Británica fueron transportados en camionetas y protegidos todo el tiempo por la GNB. "Mientras vándalos ingresaban y prendían fuego en la torre, varios de los que protestaban y vecinos de la zona buscaron mangueras para apagar las llamas", reporta agencia Reuters. Tan implicado está el Gobierno, que los empleados públicos de los pisos bajos de la torre fueron trasladados antes del ataque hacia el PH. Vecinos de Candelaria denuncian que fueron atacados a tiros por "colectivos motorizados". Asesinos del estudiante Tinoco en el Táchira llegaron en motos y hasta emboscados en una ambulancia, crimen de lesa humanidad. Copei acusa que "la FANB y colectivos operan juntos para reprimir en el Táchira", horror que se repite en todo el país. La lista de delitos es interminable.

Maduro está tan al descubierto dentro y fuera de Venezuela (por eso su ausencia en la toma de posesión de Bachelet) que ya ni los suyos le creen cuando acusa a la MUD y a estudiantes de los delitos que cometen sus facinerosos: 840 bombas lacrimógenas lanzaron contra la marcha de la UCV. Con los millones de $ que ha dilapidado Maduro en gas del malo, perdigones, tanquetas, y otros, podría haber dotado al país de medicinas y alimentos, e impedir que 100 mil pacientes de cáncer mueran por falta de equipos e insumos. Mientras ocurre represión tan abominable, la Fiscal y "Defensora" juran en Ginebra que aquí no hay estudiantes detenidos o maltratados; el TSJ, brazo político de Maduro, pretende acorralar a los alcaldes opositores y los valientes estudiantes resisten embestidas tan brutales.

Maduro no quiere entender que cuantos más crímenes cometan sus "delictivos" y esbirros, más claro estará el mundo de que en Venezuela hay una dictadura y más persistirán los estudiantes en su lucha liberadora... tic, tac.

mcolomina@gmail.com



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