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viernes, 19 de diciembre de 2014

El precio del barril es irrelevante. Por Pedro Bernardo Celis


PEDRO BERNARDO CELIS | EL UNIVERSAL

Por estos días, se habla mucho de la caída de los precios del petróleo, y del impacto negativo que esto tendrá sobre la economía venezolana. Voceros del régimen hablan de la guerra económica desatada en contra de la revolución y señalan como punta de lanza de dicha guerra, el derrumbe de los precios del petróleo. Están aterrados ante la posibilidad cierta de perder los privilegios que da tener a disposición tanto dinero para usar como se les antoje. Por su parte, voceros de la oposición hablan del desplome en los precios del petróleo como la estocada final que nos acercará más a la implosión y caída del régimen chavista. Para bien o para mal, se percibe a este valor referencial del petróleo como la clave para generar cambios o no, en nuestro sistema social.

Sin embargo, desde el punto de vista del pensamiento sistémico, los valores referenciales, como el precio del petróleo, el dólar paralelo, o la inflación, tienen muy poco impacto en los sistemas sociales. Cambiar un sistema es cambiar la forma en que el sistema se comporta. Si el comportamiento del sistema no cambia, el sistema realmente no cambia. Cambios en valores referenciales como los mencionados, generarán ajustes en el sistema, pero en ningún momento lograrán cambios significativos en el comportamiento del mismo.

Las palabras de Arturo Uslar Pietri sobre el petróleo son relevantes en este contexto. Cuando Uslar Pietri nos decía que había que sembrar el petróleo, lo hacía con la idea de que utilizáramos el poder económico que nos da el petróleo para desarrollar otras industrias. La idea era sacar del petróleo las herramientas necesarias para que con el esfuerzo de nuestro trabajo pudiéramos erradicar la dependencia del petróleo. Diríamos en estos tiempos modernos que el meme de Uslar Pietri se volvió viral en las redes sociales y estuvo en boca de todos. Sin embargo, el petróleo nunca nadie lo sembró. Hoy, más que nunca, el petróleo simplemente se cosecha. El comportamiento de nuestro sistema social no cambió en nada.

Venezuela era un país rico en la época de la colonia. El fruto del trabajo de la tierra, en especial el desarrollo de las plantaciones de cacao, nos colocó en el mapa de la cultura occidental. El sistema social de la colonia redundó en paz y progreso. Luego llegaron las ideas independentistas de Miranda, y la guerra fraticida de Bolívar. El sistema social cambió, entrando en una espiral de violencia que se extendió por más de un siglo, emulando a la revolución francesa. La aparición del petróleo cambia el comportamiento de nuestro sistema social. Lentamente abandonamos el fruto del trabajo y retrocedemos hacia un sistema social con un comportamiento de nómadas y recolectores. Maquillamos la fachada de nuestro sistema social con modernidad, pero mantenemos el comportamiento del hombre de las cavernas. A un siglo de haber descubierto petróleo en estas tierras, nos comportamos como recolectores. Ya es parte intrínseca de quienes somos como nación. Cosechamos el petróleo que nosotros no sembramos. Vivimos de las rentas y, por supuesto, dependemos de ellas.

Que las rentas petroleras sean ahora escasas debido a la caída en los precios del petróleo, no modificará en nada nuestro comportamiento y mentalidad recolectora. Si acaso, la afianzará más todavía. Son otros los mecanismos que se deben activar para cambiar esta mentalidad recolectora de los venezolanos. No hubo nadie, en 100 años de renta petrolera, que asumiera el liderazgo necesario para cambiar realmente el comportamiento de nuestro sistema social. Y estos últimos 15 años de régimen chavista, más bien han profundizado el comportamiento de nómadas y recolectores.

Bajo la perspectiva sistémica, un cambio tan radical en el comportamiento de nuestro sistema social, como es pasar de una sociedad de recolectores a una de sembradores, requiere intervenciones profundas y complejas. Estos cambios solo se logran a través de cambios en las metas y en los paradigmas del sistema social. Pero, ¿cuál es la meta de nuestro sistema social? ¿Cuál es su paradigma? No son preguntas fáciles de responder. La respuesta está en la observación del comportamiento. ¿Es nuestra meta como venezolanos ser viva la pepa? ¿Estamos dispuestos a cambiar esa meta? ¿Cuáles son nuestros paradigmas? Los paradigmas son las grandes ideas compartidas por todos. Son reglas y supuestos no escritos en nuestra sociedad. Por ejemplo: el petróleo es de todos; somos un país rico; podemos vivir en un chinchorro comiendo mangos sin mayor esfuerzo...

El cambio no llegará de la mano de los precios del petróleo. Solo estaremos obligados a cambiar cuando el petróleo sea irrelevante en nuestro mundo. Podemos esperar a que eso pase, y va a pasar, o podemos decidir cambiar nosotros mismos antes. El cambio implica cambiar metas y paradigmas. Implica entender que el trabajo nos dignifica, y es lo que nos permite dar y compartir.

@ProfPBCelis

pbcelis@usb.ve

pbcelis.tumblr.com


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