Todos tenemos la misma cantidad de tiempo, y cada uno decide cómo invertirlo o cómo gastarlo
CARLOS DORADO | EL UNIVERSAL
Otra de las cosas más democráticas del mundo es: el tiempo; ya que todos, disponemos de veinticuatro horas al día. Los ricos, los pobres, los aristocráticos, los plebeyos. A todos, nos dan el mismo número de horas, por cada día que vivimos. ¡El tiempo no está en la libreta de racionamiento!
Todos tenemos la misma cantidad, y cada uno decide cómo invertirlo o cómo gastarlo, sin posibilidades de pedir un anticipo, o de ahorrarlo. Si no lo gastas o no lo inviertes, inexorablemente se agota, sin detenerse ante intenciones; pudiéndose solo gastarlo o invertirlo en el instante presente. No se puede gastarlo mañana, ni siquiera a la hora siguiente. ¡Nadie nos lo guardará! Están todas las horas esperándonos; íntegras, sin preocuparse de cómo vamos a consumirlas; y mientras tanto, el mundo seguirá girando, independientemente de cómo las administremos.
Todos debemos vivir con esas veinticuatro horas al día, y con cada minuto, tenemos que ir construyendo o destruyendo nuestro bienestar, nuestro placer, nuestra familia, nuestro desarrollo, nuestra formación, nuestra vida. Su uso racional y eficiente es un asunto que debería constituirse en una prioridad. Sin embargo, no es así para una gran mayoría, y a pesar de haber muchas publicaciones de: ¿Cómo ser empresario? ¿Cómo ser un financiero? Hay pocas publicaciones que enseñen a vivir (¡no a durar!) con 24 horas al día. ¿Por qué las malgastamos?
Mucha gente se pasa la vida diciendo: "cuando tenga tiempo, haré esto, o haré lo otro", y todos los días tienen supuestamente menos tiempo, a pesar de que todos los días tenemos la misma cantidad. ¿Quién dijo que no tenemos tiempo? Nunca tendremos más tiempo, pero siempre tendremos veinticuatro horas por día. Quizás, hasta sea la cosa más sencilla de nuestra vida, ya que pase lo que pase, siempre dispondremos de ellas. Sin embargo, la disculpa irracional que nos damos es: "que el día, solo tiene veinticuatro horas".
Una importante mayoría de las personas consumen estas veinticuatro horas, y llegan a la noche con la sensación de que están posponiendo cosas que les gustaría hacer y sueños que quisieran realizar; que los dejan para: "cuando tengamos más tiempo", sin darse cuenta de que nunca "tendrán más tiempo" pero sí tendrán todo el tiempo. ¿Qué están esperando? ¿Quizás a que alguien les diga cuándo tendrán tiempo? ¡Tú, y solo tú eres el administrador de tu tiempo!
Si hace algo, solo por hacerlo sin aportarle un valor añadido. Si hace algo, solo por hacerlo, sin ninguna pasión. Si hace algo, solo por hacerlo obligado o porque obtiene un ingreso, y sin amor por lo que está haciendo... Si así gasta su tiempo: ¿no tiene la sensación que lo está malgastando? El arte es cualquier cosa que Ud. pueda hacer bien, cualquier cosa que pueda hacer con calidad, incluyendo su tiempo y su vida; y el trabajo por algo y el amor por alguien son nuestras dos piernas, nuestros dos brazos, nuestros dos ojos, nuestros dos oídos; y serán los mejores guías que nos permitirán tener una vida placentera y llena de felicidad durante las 24 horas.
Dios nos otorgó a todos por igual: veinticuatro horas cada día, así como el libre albedrío de tener la libertad para elegir cómo gastarlas o invertirlas. Creo que con esto nos brindó todo lo necesario para construir un mundo hermoso si decidimos usarlas con sensatez, amor, pasión y trabajo.
¡Echarle la culpa a los demás del uso de nuestro tiempo, quizás sea un deseo de incluirlo en la libreta de racionamiento!
cdoradof@hotmail.com
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