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domingo, 14 de diciembre de 2014

Los “parricidas” de la patria de Bolívar. Por Marta Colomina


Marta Colomina / El Nacional

Hay amores que matan, sobre todo si son simulados. No ha habido régimen que haya hecho un uso más vergonzosamente utilitario y vejatorio de la figura del Libertador como el autodefinido “bolivariano”. Chávez primero y ahora Maduro, yendo a contrapelo del pensamiento crítico de Bolívar sobre la acumulación de poder absoluto como germen de la tiranía, bautizaron con su apellido un gobierno abiertamente autoritario y hasta a la horda de bárbaros que andan armados persiguiendo a la disidencia y viviendo del presupuesto público. La fisonomía vasca cincelada por prestigiosos artistas del siglo XIX y primera mitad del XX, fue trastocada por otra al gusto del populismo “afrodescendiente” del comandante (que vaya usted a saber cuántos dólares de las reservas nos costó, tan necesarios hoy). La lista de violaciones del pensamiento y acciones libertarias del Padre de la Patria es tan larga, que hasta en los textos oficiales estudiados obligatoriamente hoy por nuestros niños y adolescentes, Hugo Chávez, y no Simón Bolívar, sería el que libertó la patria y buena parte del continente americano.

Así, las carencias intelectuales de Nicolás Maduro tratan de ser ocultadas con una jerigonza entre el desvirtuado pensamiento del Libertador, y las delirantes proclamas de Chávez. “¿Quién es el Senado de Estados Unidos para sancionar a la patria de Bolívar?”, bramó Maduro al conocer lo que se les avecina a los torturadores, narcos y violadores de los derechos humanos, que tanto abundan en las huestes rojas, pues, según cuentas de la ONG Provea, Maduro ha reprimido a la disidencia 485% más que Chávez. “No aceptamos sanciones imponentes imperialistas –grita Nicolás– es la patria de Bolívar que ustedes deben aprender a respetar. Somos los herederos del Ayacucho, somos los hijos de Bolívar, de Chávez”. (…) “Mandan a la esposa del monstruo asesino de Ramo Verde –bramó de nuevo Maduro– a convencer que a Venezuela hay que sancionarla”. Puede seguir desgañitándose Nicolás y repitiendo que las sanciones aprobadas por Estados Unidos son contra “la patria de Bolívar”, pero todos sabemos que son contra los protegidos por el régimen, acusados de asesinar, torturar y violar los derechos humanos durante las legítimas manifestaciones estudiantiles.

Consejos vendo y para mí no tengo. Maduro pide a los “imperialistas gringos” que “aprendan a respetar la patria de Bolivar”, pero no hay mayor irrespeto que el protagonizado por quienes llevaron a la ruina moral y material a la patria que soñó el Libertador. De los 30 artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, Maduro viola 28, según estudio de la diputada Solórzano. La impunidad de las violaciones de los derechos humanos alcanza 96,9%, de acuerdo con la ONU. La prisión de Leopoldo López, de los alcaldes Scarano y Ceballos, la cruenta cacería contra María Corina Machado y la muerte de 48 presos en Uribana por envenenamiento, entre otros, han aumentado la convicción mundial de que el régimen devino en dictadura. La ONG Cofavic cierra 2014 denunciando un “desamparo generalizado” de las víctimas de derechos humanos. Hay tanta convicción internacional de que la justicia en Venezuela ha sido confiscada por el gobierno, que la Unión Parlamentaria estudia enviar un observador al proceso judicial contra MC Machado. La Unión de Magistrados rechazó la demora en el proceso contra otra mártir del régimen: la jueza Afiuni.

Ante la ruina causada por la corrupción, ineptitud, fanatismo y los “exprópiese” que acabaron con las fincas productivas y las fábricas del país, estos descarados pretenden consolarnos repitiendo la mentira de que “tenemos patria”, y lo dicen con los organismos públicos llenos de ondeantes banderas cubanas, el G-2 dando órdenes en nuestros cuarteles y nuestra soberanía alienada entre Cuba y China. Mientras la mayoría de los países petroleros tienen sus arcas llenas de divisas, en la Venezuela endeudada ha crecido la pobreza hasta llegar hoy a 34% de los hogares (economista José Guerra) que se agrava con una escasez atroz e inflación generalizada de 70% y más del 100% en alimentos. Dado que el dólar paralelo alcanzó esta semana 178 bolívares, el salario mínimo de los venezolanos es menor a un dólar diario. La corrupción y el desaforado gasto público siguen, a pesar de la enorme crisis, mientras Maduro calla ante el escándalo de los enchufados que hacen viajes de placer en los aviones de Pdvsa y silencia la corrupción de las empresas de maletín que siguen devorado las divisas en el Sicad.

El rechazo a Maduro es general: la aceptación popular alcanza apenas 18% y hasta Hinterlaces –encuestadora oficial– admite el descontento chavista. Leemos que pacientes del hospital Razetti llevan varios días sin comer; el PAE (alimentación escolar) está suspendido; la OMS registró un aumento del paludismo en Venezuela este año, enfermedad inequívoca de la pobreza; y las muertes violentas en 2014 superarán las casi 25.000 del año pasado. Así que cuando Maduro llama “a defender la dignidad del país ante Estados Unidos” los venezolanos le respondemos que la dignidad nacional hay que defenderla de los depredadores de la patria de Bolívar.


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