MIGUEL SANMARTÍN | EL UNIVERSAL
El soberano tiene claro, camarita, que el oficialismo (con el presi-obrero al volante) está en plena campaña electoral (por cierto, anticipada, ventajista y abusiva por cuanto hace uso indebido de bienes y recursos del Estado sin que el CNE se lo impida-sancione como sería su deber legal y ético y como encajaría en un desempeño imparcial).
Por tanto, la gente entiende perfectamente que el discurso pugnaz y muchas de las ofertas, promesas y también las amenazas proferidas en dichos actos de campaña son fanfarronadas proselitistas para preservar adeptos incondicionales -todavía le quedan a la revolución- e intentar reconquistar parte de los prosélitos que, decepcionados por el caos-deterioro imperante, se despojaron de la franela roja estampada con los ojitos del supremo líder eterno.
Pero no toda la prédica mitinesca está dirigida específicamente a sus correligionarios para mantenerlos complacidos, sumisos y a buen resguardo en el rojo-redil con la finalidad de persuadirlos a preservar -vía voto, incluso voto inducido- los beneficios (¿racionamiento, controles, represión, escasez, inflación, inseguridad, desempleo, bachaqueo, corrupción, etc.?) "proporcionados" por la revolución bonita. No, camarita, también emite un discurso simultáneo cargado de agravios, intimidaciones y hostigamiento para apabullar-desanimar a la oposición. Aunque no todos en este sector optan por marcharse del país o sucumben a la frustración-depresión que, en algunos casos, induce al abstencionismo.
Ese mismo discurso (electorero-virulento) trasciende a otros ámbitos donde tiene efectos más devastadores. En lo económico, por ejemplo, esa arenga vehemente contra el empresariado es nefasta y sus consecuencias afectan a toda la población por la vía del desabastecimiento, el encarecimiento del costo de la vida y el cierre de empresas con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo. Lo mismo que los ataques incesantes contra gobiernos, organismos, políticos y figuras extranjeras relevantes. Todo ello aleja las inversiones, propicia la fuga de talentos, interrumpe las relaciones y los intercambios con el exterior, encarece los créditos y dificulta el financiamiento internacional para proyectos necesarios en el país.
Eventos como la reciente e innecesaria andanada presidencial de denuestos contra directivos de dos importantes y reconocidas empresas nacionales, así como el posterior anuncio de suspender la entrega de divisas al empresariado privado ("no hay más dólares para Fedecámaras") causan aprensión, contracción, desconfianza y distorsiones que afectan la producción, el abastecimiento y encarecen los productos. El mercado se disloca -surgen las mafias y el contrabando- y tanto empresarios como consumidores entran en pánico y exasperación. También perjudican las fiscalizaciones arbitrarias a comercios, el decomiso de mercancía y otras acciones que apuntan a lo mismo: control social mediante represión y dependencia del Estado para perpetuarse en el poder.
Paso a paso el Estado-empresario va ocupando cada vez más espacios y desplazando a los privados de la actividad económica. Después de la expropiación de tierras, las nacionalizaciones, las confiscaciones, las ocupaciones y el "curioso" rescate de empresas "inactivas" continuó la monopolización de las importaciones, tanto de insumos y materia prima como de bienes y productos terminados. La próxima acción en este sentido será la centralización de la compra externa de medicamentos lo que le permitiría al gobierno, según trascendió, sustituir los fármacos de marca por genéricos, los cuales no siempre son tan efectivos.
Pero además el gobierno se propone crear otro control -un registro de pacientes que comenzará con aquellos que sufren enfermedades crónicas- para entregarles mensualmente -a través de farmacias previamente seleccionadas por los interesados- las dosis exactas prescritas por sus médicos. El mecanismo autocrático coarta el derecho fundamental de los ciudadanos de adquirir donde deseen-puedan los productos de su preferencia-confianza. Además, corriendo el riesgo de que los mismos no estén disponibles cuando los requieran.
Como importador el gobierno no es más eficiente que los privados. Ahora mismo se reporta una elevada escasez de productos indispensables que no trajo de afuera y que tampoco se producen en el país por falta de materia prima que no adquirió y por tanto nunca entregó a los empresarios. La falta de papel higiénico se puede paliar. La de medicamentos no. ¡Cúrense en salud!
msanmartin@eluniversal.com
Recibe nuestras actualizaciones por E-Mail. SUSCRÍBETE GRATIS AQUI
Twittear |