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viernes, 21 de agosto de 2015

Con varios tipos de cambio no se puede. Por Tomás Socías


TOMÁS SOCÍAS | EL UNIVERSAL

Desde que existe el control de cambio hemos estado en desacuerdo con esa medida tomada ya hace más de 12 años por el presidente Hugo Chávez. En aquella época, a pesar del desacuerdo, comprendimos que el Mandatario tomó la decisión obligado por las circunstancias, entre ellas las consecuencias del paro petrolero. En esas mismas circunstancias, el jefe del Estado decidió activar también el control de precios, con el cual tampoco estuvimos de acuerdo, pero, también indicamos que era una medida que en ese momento se podía y debía tomar, para tener el control de la situación.

Hoy, ya ese sistema de controles está completamente agotado, ambos ya no dan para más y en el Ejecutivo lo saben.

En el caso del control cambiario el panorama no es ni de cerca un mecanismo que esté funcionando. Mucho menos lo es, como dice nuestro título, la existencia de cuatro tasas que, más que beneficiar a la economía, la están perjudicando, hoy más que nunca.

La tasa de 6.30 bolívares por dólar que se usa para medicinas y alimentos y que solamente la usan los organismos del Estado, hace rato que dejó de ser eficiente y suficiente, pues, lamentablemente, solamente sirvió para la fuga de capitales, para la corrupción y para que existiera una deuda mil millonaria que no se ha podido saldar. El dólar viajero, ese de 12 bolívares, tampoco ha sido muy útil, porque se redujo drásticamente el otorgamiento de estas divisas que son de todos los venezolanos y actualmente tenemos limitaciones muy fuertes para salir de viaje, entre ellas que ya no tenemos derecho a los dólares en efectivo, el cupo electrónico está también limitado y el monto asignado por destino, no alcanza para mucho. Esto, unido a los temores que hay en el exterior en torno a las tarjetas de crédito de los venezolanos.

También tenemos el dólar Sicad, que se usa para las subastas. Pero, lamentablemente, este tipo de cambio no ha dado resultados. Se han hecho muy pocas subastas y la escasez de divisas para los sectores productivos tiene una sola consecuencia: anaqueles vacíos y poquísima o ninguna oferta de rubros de primera necesidad.

Y tenemos el dólar negro que, otra vez lamentablemente, es el que actualmente está rigiendo nuestra economía y sumiendo a los venezolanos es una escalada de pobreza jamás vista en nuestra historia. Esto se puede ver, además de sentirse. Cada semana y cuidado si no cada dos o tres días, se registra un aumento de precios en cualquier producto, si es que se encuentra.

Y ya es común escuchar las quejas, no solo entre los sectores más necesitados, sino en todos los estratos, acerca de la baja en la calidad de vida. Y no es que los ricos no pasan trabajo. Claro que sí, todos estamos pasando trabajo, porque no es que los productos sean más caros y los que más tienen los pueden pagar. Es que no hay qué comprar. Y si hablamos del venezolano de clase media, del trabajador, del ama de casa, del venezolano que vive en los barrios, allí sí es más que lamentable la situación económica.

Hacer 12 horas de cola para comprar uno o dos pollos a precio regulado, en un abasto de la red pública o la privada, para que cuando llegues ya no alcanzó para ti, es frustrante y causa molestia y desesperación.

Siempre aclaramos que cuando consideremos que el Ejecutivo toma medidas positivas, lo saludamos y lo resaltamos, dando argumentos. Sin embargo, en esta ocasión no podemos sino unirnos al llamado para que se tomen, ya, las medidas correctivas para que el sistema cambiario sea adecuado y se haga todo para que el sector productivo puede trabajar por el país.

Ya se ha dicho que habrá acercamientos entre el Gobierno y el sector privado, pero es urgente que del anuncio se pase a la acción. Porque, con varias tasas de cambio no hay economía que sirva, ni que se salve de una gran crisis. Sabemos que el Ejecutivo entiende eso, solo falta que comprenda que la ideología no nos va a salvar de una hecatombe.

Analista político y económico
Tsocias@cantv.net


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