Por Anabella Abadi y Joastin Rangel | Prodavinci
Desde mediados de 2013 la aceleración de la inflación ha comenzado a crear la necesidad de un billete de mayor denominación al de BsF 100. De hecho, en aquel momento circuló por algunos medios de comunicación y redes sociales la información que aseguraba que se estaba considerando la adición de un nuevo billete al cono monetario con un valor de BsF 500. No obstante, en 2015 la inflación es aun superior a 2013 y el billete de BsF100 sigue siendo el de más alta denominación.
Aunque desde 2012 la emisión de billetes de BsF 50 y 100 ha crecido extensamente, el Banco Central de Venezuela (BCV) no ha dado señales de querer hacer cambios al cono monetario.Teniendo en cuenta que Venezuela registra la inflación más alta del mundo desde 2013 y que está en riesgo de caer en un proceso hiperinflacionario, hoy está más que nunca latente la pregunta: ¿necesita la economía venezolana billetes de más alta denominación?
1. ¿Qué es el dinero? Siguiendo a Fabozzi, Modigliani y Ferri, diremos que el dinero es un instrumento que sirve como “numerario”, medio de intercambio y almacén de valor. Es decir, el dinero se usa como unidad para medir la riqueza. Es generalmente aceptado como pago de bienes, servicios y transacciones de capital y “puede ser usado para llevar recursos del presente al futuro” [1].
2. ¿Cómo se mide la cantidad de dinero en circulación? El agregado monetario que mide la cantidad de dinero se conoce como M1 e incluye todos los instrumentos que sirven como medio de intercambio: monedas y billetes, depósitos a la vista y depósitos de ahorro transferibles. El cuasidinero está formado por instrumentos distintos al dinero que sirven como almacenes de valor: depósitos de ahorro no transferibles, depósitos a plazo (incluyendo los bonos financieros y quirografarios) y los certificados de participación (derechos y participaciones sobre títulos o valores e inversiones cedidas). La suma del dinero (M1) y el cuasidinero es conocida como liquidez monetaria o M2. Además, si a M2 se le suman las cédulas hipotecarias, se tiene lo que se conoce como liquidez ampliada o M3.
¿Cuánto dinero hay en circulación en Venezuela? Para la semana que cerró el 24 de julio de 2015, la cantidad de dinero en circulación o M1 era BsF 2,69 billones. Si se le suma el cuasidinero, la liquidez monetaria o M2 llegaba a BsF 2,74 billones. Resalta que el dinero en circulación representa 98,2% de la liquidez monetaria total. Se puede afirmar entonces que las cédulas hipotecarias son insignificantes frente a la magnitud de M2, por lo que la liquidez ampliada o M3 es prácticamente igual a M2.
La magnitud de la liquidez monetaria ha crecido de manera sustancial frente al tamaño real de la economía: mientras que para el primer trimestre de 1999 circulaban BsF 1,05 por cada unidad de producto interno bruto (PIB), para el cierre de 2014 circulaban BsF 124,2 por cada unidad de PIB.
Para julio de 2015, en Venezuela circula BsF 89.608 por ciudadano, lo que representa un aumento significativo frente a los BsF 5.520 per cápita que circulaban en enero de 2008, momento en el que entraron en vigencia los bolívares fuertes.
¿Cuánto representan las monedas y billetes de la liquidez monetaria total? La relación entre monedas y billetes y el resto de los componentes de la liquidez monetaria (M2) dependerá de la magnitud de las transacciones. Mientras que transacciones pequeñas se facilitan con el uso de monedas y billetes, transacciones más grandes se facilitan con, por ejemplo, el uso de cheques, tarjetas y transferencias que debitan recursos de los depósitos a la vista o de los ahorro transferibles. Para la semana que finalizó el 24 de julio de 2015, las monedas y billetes representaban 9,1% de M2, lo que indica que la mayoría de las transacciones se efectúan con instrumentos distintos a las monedas y billetes o “en línea”. Sin embargo, las monedas y billetes son fundamentales para el menudeo, que son aquellas transacciones diarias y cotidianas de todo venezolano.
¿Cómo está conformado el cono monetario venezolano? El actual cono monetario —diseño y denominación de las monedas y billetes vigentes— entró en circulación como consecuencia de la reconversión monetaria en enero de 2008. Desde entonces el cono monetario venezolano se ha mantenido invariable hasta el momento: cuenta con monedas de 0,01; 0,05; 0,10; 0,125; 0,25; 0,50; y 1 bolívares y billetes de 2; 5; 10; 20; 50 y 100 bolívares. Para el momento de entrada en vigencia del cono monetario, de cada 100 monedas y billetes en circulación, ocho eran de BsF 50 y apenas dos de BsF 100; mientras que durante junio de 2015, la relación fue de doce billetes de BsF 50 y veintiuno fue de BsF 100. En poco más de 7 años, los billetes de más alta denominación pasaron de ser los menos comunes, a ser los billetes con mayor circulación.
Es indudable que el BCV se ha volcado a la impresión de los billetes de más alta denominación, pues entre enero de 2008 y junio de 2015, el número total de billetes en circulación creció en 759%, pero el número de billetes de BsF 100 aumentó en 9.521% y el de BsF 50, 1.397%. En este momento, la demanda de los billetes de BsF 50 y 100 es tan alta que se han hecho escasos, especialmente en los estados Zulia y Táchira. En el mismo lapso de tiempo, las monedas en circulación crecieron 1.525%, pero se usan cada vez menos y se reporta que su valor nominal de intercambio es inferior al valor de los minerales usados para su fabricación.
Durante junio de 2015, 99,5% del dinero líquido circula en billetes, mientras que apenas 0,5% lo hace en forma de monedas. Aún más, el aumento de la circulación de los billetes de más alta denominación implica que la mayoría de los bolívares que circulan de manera líquida en la calle son transados en billetes BsF 50 y 100. Mientras que en enero de 2008, 76% del dinero líquido total circulaba dividido en billetes de BsF 50 (32%), de BsF 20 (29%) y de BsF 10 (15%); en junio de 2015, 70% circuló en billetes de 100 bolívares y 20% mediante billetes de BsF 50.
¿Por qué emitir billetes de más alta denominación? Uno de los costos asociados a los procesos inflacionarios es aquel conocido como “costo suela de zapato”, que se origina por acudir constantemente a las instituciones financieras a retirar efectivo. Es decir, en la medida en que el billete de más alta denominación compra menos bienes, la demanda por éste se incrementa para cumplir con las transacciones deseadas. Emitir un billete de BsF 500 o BsF 1000 podría aliviar la situación de escasez de piezas monetarias. Le permitiría a una persona poder disminuir el costo de realizar una transacción gracias a que puede contar con menos piezas monetarias de un valor nominal más alto. También podría disminuir la probabilidad de ver comprometida la seguridad personal por mantener grandes cantidades de efectivo. Por otro lado, las entidades bancarias podrían disminuir el costo de remesas asociado al traslado de efectivo entre y hacia sus agencias y optimizar el uso de sus redes de cajeros automáticos para la dispensa de billetes al público.
¿La emisión de billetes de mayor denominación acelerará la inflación? Se generan presiones inflacionarias cuando hay más bolívares en circulación —liquidez monetaria— pero con una menor oferta de productos, lo que hace que cada bien y servicio tenga una valoración monetaria relativamente más alta. La emisión de billetes de mayor denominación no necesariamente se traduce en mayor liquidez y, por tanto, en mayor inflación. Siguiendo el trabajo de Chau-nan Chen[2], si se mantiene un nivel fijo e inalterable de liquidez monetaria (M2) se puede modificar el cono monetario en pro de la implementación de billetes de más alta denominación —sacrificando las denominaciones más bajas—, lo que no debería impactar los niveles de precios, pues se variaría la denominación del billete y no la cantidad de dinero en circulación. Es decir, la sustitución de billetes de más baja denominación por billetes de más alta denominación facilitaría las transacciones y no tendría por qué generar presiones inflacionarias en la medida en que no se traduzcan en un aumento neto de la liquidez monetaria (M2).
¿La emisión de billetes de más alta denominación resuelve el problema de la inflación? La emisión de un billete de mayor denominación resuelve un problema transaccional para el público, lo que no significa que resuelva el problema asociado a la pérdida del poder adquisitivo. En el caso venezolano hay claros síntomas de que la brecha causada por el incremento del gasto público y la disminución de los ingresos fiscales —el déficit fiscal— está siendo cubierta a través de su monetización. Es decir, el Banco Central de Venezuela está imprimiendo cada vez más dinero inorgánico, con lo que genera grandes presiones inflacionarias. A ello hay que agregarle que un incremento sostenido de los controles de precios, ha originado una pérdida de incentivos para el aparato productivo nacional, generando importantes problemas de escasez. De manera que la economía va perdiendo la capacidad de ofrecer bienes y servicios que permitan absorber todos los bolívares fuertes que se encuentran en circulación. Para frenar, —o al menos desacelerar— los actuales niveles de inflación, es necesario dejar de imprimir dinero inorgánico e incentivar el aparato productivo nacional.
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[1] Chen, Chau-nan. (1976); Currency Denominations and the Price Level, Journal of Political Economy, Vol. 84, No. 1. Chicago. Pp. 179-184.
[2] Fabozzi, Frank J.; Modigliani, Franco; Ferri, Michael G. (1996); Mercados e Instituciones Financieras, Prentice-Hall, Primera Edición. México. Pp. 93-94.
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