Por Edgard Gutiérrez
Tener muy claro que las encuestas no ganan elecciones o bien, tomar en cuenta que la historia electoral está llena de candidatos que ganan todos los sondeos pero pierden la elección; son sanas precauciones cuando se quieren hacer proyecciones de resultados, en particular cuando se está a cuatro meses de una cita electoral.
No obstante, analizar la tendencia numérica siempre será un instrumento útil para tener nociones y construir escenarios políticos futuros. El lunes 17 de agosto, el Bank of America/Merrill Lynch Global Credit Research publicó un análisis (“The Magic Number”) que ha debido causar profunda inquietud en los predios de Miraflores. El documento (disponible únicamente para suscriptores), pero luego difundido por varios medios nacionales, no discute quién puede ganar las elecciones parlamentarias en una competencia reñida. Por el contrario, solo se dedica a examinar el margen con el que ganaría la oposición. En ningún caso se aprecia que haya alguna “posibilidad” para el chavismo, pues se toma como insumo fundamental las encuestas más recientes que dan cuenta de una ventaja considerable para los candidatos de la MUD.
El reporte escrito por Francisco Rodríguez indica: “Estimamos que la oposición necesitaría ganar el voto popular por un margen de 5,7 puntos porcentuales para obtener una mayoría simple en la AN. Un margen de 18,1 puntos porcentuales le permitiría obtener una poderosa mayoría calificada de las dos terceras partes. Las encuestas recientes sugieren que la ventaja opositora supera cómodamente ambos márgenes”.
Tomando esas encuestas y aplicando simulaciones, Rodríguez construye dos escenarios que toman en consideración la ventaja en los sondeos y el éxito electoral de los candidatos independientes. En el primer caso (con independientes), BofA está proyectando en este momento una conformación de la próxima AN con un número de parlamentarios opositores que va desde 123 hasta 135. En el segundo caso, en una elección totalmente polarizada (sin independientes), la proyección va desde 136 hasta 144 escaños para la oposición.
Un panorama devastador para el chavismo.
Mantengo algunos desacuerdos con el análisis hecho en el reporte sobre el Gerrymandering (pues eso le costó al menos 6 diputados a la oposición en 2010). Tampoco hay claridad metodológica sobre la proyección del número de escaños, pero ciertamente, una ventaja tan abultada en los sondeos –con el tiempo restante– sienta las bases mínimas para considerar este tipo de escenario.
¿Es posible que la Oposición pueda ganar la Asamblea Nacional?, ¿existe algún escenario en el que los candidatos de la alianza de la Mesa de la Unidad Democrática puedan ganar 112 escaños?
Confieso que lo primero es mucho más fácil de responder. No existe ningún sondeo de opinión serio que no registre una ventaja considerable a favor de la oposición, pues la ventaja puede oscilar entre 15 y 26 puntos según la encuesta que se mire. Hoy no es ninguna imprudencia afirmar que hay una gran oportunidad para la oposición de ganar 84 escaños, si es capaz de mantener la ventaja en opinión pública.
Sobre lo segundo (mayoría calificada), he mantenido mis reservas porque no es sencillo que eso ocurra y aún falta mucho por ver; pero de nuevo la variable “sistema electoral” juega un factor determinante. Aún cuando el sistema se diseñó para beneficiar a sus arquitectos originales (PSUV), en realidad lo que hace es sobre representar a quien obtenga la mayoría y hoy, el chavismo es minoría. Los efectos de distorsión perfectamente se podrían devolver contra sus creadores. Así ocurrió regionalmente en Zulia y Anzoátegui en 2010 y esto ayudó a compensar los efectos de la manipulación de las circunscripciones.
Queda otra cosa por analizar y muy importante: la ventaja histórica que ha mantenido el chavismo en el voto rural (con mayor peso que el urbano) en la conformación de la cámara y que ya he explicado en otro artículo. Teóricamente el oficialismo parte con esa ventaja estructural, pero oh sorpresa, he revisado encuestas muy recientes en circuitos históricamente considerados como bastiones del chavismo y los mismos están dando cuenta de una debacle. No estoy hablando del 23 de Enero en Caracas, el sur de Valencia o Ciudad Guayana; me refiero a regiones como los Valles del Tuy en Miranda y algo que verdaderamente me impactó: el estado Portuguesa, otrora tierra absolutamente roja.
Las premisas con las que se construyen las proyecciones parlamentarias, basadas fundamentalmente en históricos de votación, pudieran estar cambiando dramáticamente. Pensar hoy en una AN con 101 (necesario para obtener 3/5 partes del hemiciclo) o 112 parlamentarios opositores no es ciencia ficción. Aunque algunos se resistan a creerlo.
Lo que no ha cambiado es que esta no es una elección que se celebra en un contexto de normalidad. Como he dicho, esto no es una “fiesta democrática”. Hay que incorporar en el análisis elementos como las candidaturas para dividir, el voto asistido, una campaña totalmente desequilibrada, la brutal dependencia económica, la ausencia/secuestro o intimidación de testigos opositores y la posibilidad de un fraude perpetrado en muchos centros electorales. El chavismo aún cuenta con una base dura y carece de escrúpulos. Es en esencia un competidor tramposo y no quiere perder el poder. Hará lo que sea para impedir este escenario. Lo que sea.
Por el momento, mientras más pienso en un escenario de una AN con mayoría calificada opositora, más pienso en la posibilidad de que estas elecciones no se den el 6D. Ya hablaremos de eso más adelante.
@gedgard
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