Marianella Salazar / El Nacional
Las elecciones parlamentarias son el camino menos traumático para comenzar a salir de esta crisis inaguantable. El gobierno utiliza todos los recursos para impedir “como sea” el triunfo de la oposición, pero el amplio margen de votos que sacará la unidad democrática hará muy difícil que se robe el resultado de las elecciones y lo trasmute a su favor. El cambio es un sentimiento nacional, irreversible, de nada vale que amenacen a los empleados públicos con botarlos, que repartan vehículos y bolsas de comida confiscadas a comerciantes en los mercados populares, que obliguen al personal militar a participar en el “Plan Victoria Perfecta” del PSUV, movilizando cada uno a diez personas –entre familiares y amigos–, porque ya perdieron la mayoría de oficiales y tropa profesional, que sufre las mismas angustias, carestía de la vida, desabastecimiento e inseguridad de la población civil, con el detalle de que no pueden salir a protestar y expresar su repudio. Lo que se vive en los cuarteles es una olla de presión. Hoy Fuerte Tiuna es una zona roja, desde que los llamados “colectivos” y la delincuencia controlan los desarrollos de viviendas populares, se ha disparado el índice de criminalidad en ese complejo militar. La mayoría, en los grados subalternos, pasó de la murmuración a las críticas en voz alta hacia los altos mandos militares corruptos y contra las políticas desacertadas del régimen. Esta es una situación que se viene manifestando a raíz de los trágicos hechos de febrero del año pasado contra “lo más sagrado de nuestra patria como es la juventud y los estudiantes”.
Los informes de Inteligencia y Contrainteligencia del Ejército señalan ese descontento in crescendo. En la Fuerza Armada hay un grupo organizado de los llamados institucionales, dispuestos a hacer respetar los resultados, si el gobierno, en un acto de desesperación, intenta trucar la votación. A diferencia de los fraudes perpetrados en otros procesos electorales, éste del 6-D, si es que llegan a cometerlo, dejaría demasiadas evidencias para que los cuadros institucionales dentro de la FANB, que no son prosélitos de los altos mandos entregados al régimen, dejen pasar tamaña gravedad y harán respetar el resultado para no defraudar a la mayoría que clama por un cambio. Están muy conscientes de su altísima responsabilidad en hacer respetar la voluntad popular y observar el juramento de hacer cumplir la Constitución. Los militares, en su mayoría, se han sumado al sentir nacional –según nuestras fuentes–, en los cuatro componentes se distinguen oficiales y tropas, en todos los grados y jerarquías que por su disciplina, liderazgo, entereza y honradez, harán cumplir el resultado electoral. Si existe ese movimiento institucional sólido en la Fuerza Armada –como afirman fuentes militares–, dispuesto a no permitir más fraudes, lo comprobaremos el próximo 6-D.
La Guardia “cooperante”
Un mensaje enviado por el general de división Henry Montilla Montilla, comandante de la Guardia del Pueblo (adscrita a la Guardia Nacional), a todos los comandantes a escala nacional ilustra las violaciones a la Constitución que prohíbe a la Fuerza Armada ponerse al servicio de una parcialidad política, al ordenarles elaborar un registro de todo el personal militar bajo su mando “indicando el Plan 1x10 con la finalidad de realizar nuestro aporte al Plan Victoria Perfecta el 06CIC15…. Este plan debe ser remitido el día 15 de noviembre, al Comando Nacional de la Guardia del Pueblo. Sin prórroga. Así mismo, en la base de datos deben registrar a los patriotas cooperantes del Sistema de Exploración Popular para la Paz (SEPP). Acusar recibo y cumplir estrictamente”.
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