ROBERTO GIUSTI | EL UNIVERSAL
No hubo, no hay tiempo para celebraciones ni para nada que se le parezca. El nuevo presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos y los restantes 111 diputados electos por el voto popular, entran de lleno y sin anestesia en el fragor de una dura lucha por hacer respetar la voluntad de la mayoría de los venezolanos y en consecuencia garantizar la vigencia de un poder que cambia de manos, ante un adversario dispuesto a cualquier desaguisado para impedirlo.
Ignoramos pero presentimos qué tiene preparado el chavismo para el día de hoy porque sus voceros han anunciado una manifestación de "los de Chávez" y sabemos cómo suelen terminar estas convocatorias, máxime cuando la alternativa democrática, a su vez, ha anunciado la celebración de un acto similar en apoyo a los diputados entrantes.
Una situación dilemática que pondrá a prueba hasta dónde puede llegar la ambición desmedida y el apego al poder por parte de una dirigencia cuya hegemonía se resquebraja por todos lados. Pero más allá del derecho de la nueva mayoría de respaldar a sus diputados, luego de la aplastante victoria del 6D, uno se pregunta qué razón puede aducir este PSUV de hoy, derrotado inmisericordemente, para concentrar a lo que le pueda quedar de militancia, que no sea el impedir lo ya decidido por el electorado.
Así las cosas, el debate en la MUD sobre las prioridades que deben marcar su agenda legislativa, es decir si primero se aprueban las medidas para frenar los efectos de la crisis económica o, en su defecto se privilegia aquellas dirigidas a la inmediata amnistía para los presos políticos, luce prematuro porque la tarea inmediata está en garantizar la sobrevivencia de Asamblea Nacional como poder autónomo cuyas decisiones, de acuerdo a la Constitución, deben tener peso decisivo. Pero eso pasa por el acatamiento de un Ejecutivo dispuesto, hasta hoy, a desconocer la existencia de una mayoría calificada por parte de la oposición y ahí aparece el nudo gordiano.
No somos nosotros los llamados a aconsejar a nadie sobre lo que debe hacer la oposición democrática ante un trance como el planteado, pero si nos atenemos a la estrategia que nos ha conducido a este punto crucial, concluiremos que ha sido la lucha democrática, pacífica y electoral la que lo permitió. En consecuencia, no habría razón alguna para cambiar el método en esta instancia decisiva y sobre todo cuando la pelota está del lado del adversario.
@rgiustia
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