Nicmer Evans / El Nacional
La escena está servida. Fijada las fechas para la recolección de las huellas para activar la convocatoria al revocatorio del mandato del presidente Maduro el 26, 27 y 28 de octubre, derecho establecido en la Constitución que democráticamente nos dimos, a través de un proceso constituyente y unas elecciones para la ratificación de la hoy llamada Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, promovida por el Presidente Hugo Chávez, no queda duda de que la única ventana democrática que hoy se abre ante la desesperanza es participar en dicho acto democrático.
Sin embargo, en la hora que escribo estas líneas, se cierne sobre dicho acto democrático la posibilidad de que producto de la anulación del acto de recolección de firmas del 1% para autorizar a la organización política convocar al resto del proceso, se suspenda de manera definitiva la convocatoria hecha por el Poder Electoral a la recolección de huellas que conduciría al referendo revocatorio, como consecuencia de un dictamen del Tribunal Supremo de Justicia.
Un escenario como este, sin duda iniciaría una espiral de sucesos que podrían desencadenar hechos que el país no sólo no necesita, sino que no son aceptables que sucedan si realmente queremos lo mejor para el país.
Así como el gobierno amenazó que ganaría la Asamblea Nacional el 6 de diciembre de 2015, imaginemos que un sector de la población convoque un referendo revocatorio "como sea" evocando el artículo 350 de la CRBV, o se declare en desobediencia civil, o llame un paro cívico indefinido. Agreguemos a esos escenarios anteriores una mayoría abrumadora, dispuesta a movilizarse ya que lo único que la contenía era la esperanza de un referendo.
Incluso, imaginemos por un momento que toda esta movilización sea convocada y activada no sólo por algunos sectores de la clásica oposición de derecha representada en la MUD, sino por el mismísimo chavismo crítico reivindicando el respeto a la Constitución Bolivariana, además de sectores de la sociedad civil y comunal a lo largo y ancho del país.
¿Sería capaz un gobierno autoritario, antidemocrático, de derecha disfrazada de rojo, en minoría y con control de las armas atentar contra una mayoría activa? ¿Sería capaz una Fuerza Armada Bolivariana tomar las armas contra el pueblo en nombre de la defensa de un gobierno autoritario y antidemocrático?
Sin embargo, todos estos escenarios, les repito, no sólo no los deseamos sino que estamos trabajando para que no sucedan, pero, y si no hay revocatorio... ¿Qué pasaría?
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