Marianella Salazar / @AliasMalula / EL NACIONAL
La urgencia para que se produzca una transición desde esta dictadura cruel y miserable –de la cual los venezolanos huyen despavoridos aunque tengan que pasar terribles vicisitudes– hacia una democracia verdaderamente representativa en la que se respeten los derechos humanos y se pueda vivir con dignidad es un clamor nacional que no escapa a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. La difícil percepción del país se observa entre rangos medios y superiores de todos los componentes.
En un reciente informe de inteligencia realizado por la Dirección General de Contrainteligencia Militar, DGCIM, que circula en el Ministerio de la Defensa, se resalta que entre la oficialidad media –“y ese segmento es tradicionalmente el más ganado a tomar riesgos”– es mucho mayor la necesidad de cambio.
La investigación arroja resultados concluyentes que echan por tierra la tan cacareada tesis de la unidad monolítica de la FANB, que sin convicción alguna repite como un loro el ministro Padrino López y además revela que tampoco existe lealtad absoluta hacia Nicolás Maduro: “1. Aunque no es posible cuantificar el número de oficiales ‘leales’ al presidente Maduro, es posible asegurar que en estos momentos existen serias dudas de cohesión y lealtad sobre los mandos de las principales unidades de los componentes Ejército y Armada. 2. Todas las evaluaciones de la data interceptada por nuestras fuentes (humanas y técnicas) apuntan a que existe un núcleo del generalato en conocimiento –y que promueve– planes de insurrección. 3. Una agudización de la crisis producto de la falta de cambios en el alto mando, aunado con factores cómo hiperinflación y escasez, hace probable un incremento sin retorno del movimiento insurreccional. 4- Los incrementos en los incidentes de deserción, insubordinación y falta de apresto dentro de los cuarteles y grandes unidades impulsa la atracción de oficiales y suboficiales a propuestas de participar en una ‘potencial’ insurrección, o en el peor de los casos, a colaborar, facilitando información u obstruyendo su difusión oportuna”.
En consecuencia, se ha desatado una implacable persecución contra efectivos y funcionarios militares: además de los 124 militares privados de libertad este año, solo entre el 2 y el 16 de abril el número de oficiales superiores detenidos bajo cargos (sospechas) de rebelión y traición a la patria se incrementó con otros 3 generales, 2 coroneles, 2 tenientes coroneles y 2 mayores “por indiscreciones telefónicas o electrónicas relativas a protestas entre compañeros por la crisis que se vive en el país”.
En el caso de los generales del Ejército, la captura obedece a una grabación en la que critican al comandante del Ejército, Jesús Suárez Chourio, por su falta de valor al no plantarse ante el ministro Padrino para reclamarle acción ante la gravedad de la crisis que vive la FANB y el país. Entre los detenidos hay un coronel (Ej) que había abandonado en enero su comando, otro coronel de la Aviación detenido minutos antes de ingresar a una embajada europea donde pediría asilo político y un mayor del Comando de Operaciones Especiales "General en Jefe Félix Antonio Velázquez" en La Placera, estado Aragua, al que se le encontró un informe que –básicamente– cataloga por inferencia las unidades leales y las unidades prestas a un potencial levantamiento, y aunque su detención está registrada con fecha 11 de abril, se encuentra oficialmente "de permiso" pues al parecer le están aplicando la negociación como nueva estrategia para contener el descontento.
En todo caso, la conclusión de los análisis es la misma: “La gravedad de la situación militar se está poniendo más visible día a día y eso, aunado con la crisis económica, augura un ‘reventón’ más temprano que tarde”.