Podríamos evaluar los elementos negativos y positivos de estas segmentaciones
LUIS VICENTE LEÓN | EL UNIVERSAL
Tiene sentido la dolarización? Siempre he sido escéptico sobre la capacidad de esa medida para resolver nuestros desequilibrios económicos. No porque sea una propuesta absurda y mucho menos primitiva. Es seria y merece ser discutida. Tiene bondades tentadoras, como evitar la creación de dinero de monopolio del BCV para cubrir el hueco fiscal, principal fuente de la inflación. Sin embargo, la dolarización no es tan simple en economías de ingresos volátiles como las petroleras, y el problema es adaptar la economía a caídas y subidas abruptas del ingreso en dólares sin que las autoridades monetarias puedan intervenir positivamente. Usted dirá, con razón, que la acción del BCV ha sido más bien negativa, pero que no haya actuado adecuadamente no cambia el hecho que hay momentos en que su acción es vital para evitar crisis mayores y no siempre la mejor idea es castrarlo porque hoy se porta mal. Ahora, si bien no soy un propulsor de la dolarización, comparar esa posibilidad con el modelo de control e intervencionismo extremo actual es como comparar una Punta Black Angus con una pieza de Chocozuela.
Pero no me quiero pegar con el análisis de la dolarización porque esa no es la ruta que veremos en este gobierno. Eso no está planteado. la comparación no es entre el mundo normal y la segmentación, sino entre no tener nada y tener algo parcial en los que unos operarán exclusivamente en moneda extranjera y otros en moneda local. Es en realidad la conformación de una economía dual. La razón es que el gobierno no puede garantizar divisas a esos sectores, que no considera esenciales, y estos no están dispuestos a seguir operando sin recibir divisas. El resultado lo hemos visto ya en el caso de las aerolíneas, los licores y los carros y repuestos, entre otros. ¿Cómo se resolvió parcialmente el tema de los pasajes al exterior? Cuando las aerolíneas comenzaron a cobrar pasajes en dólares. ¿Cuándo se consiguen licores? Cuando los importadores deciden traer productos con sus divisas y venderlas a precios de reposición en dólares. Finalmente, en el tema de los carros lo que se está viendo es la formalización de otra segmentación, pero esta vez con acuerdos explícitos, públicos, privados, que permitirá las operaciones de venta de carros en dólares, generando ahorros de divisas e impuestos en moneda extranjera.
Podríamos evaluar los elementos negativos y positivos de estas segmentaciones. Es fácil privilegiar el tema de que en estos segmentos no hay acceso a quienes no tengan divisas. Es posible dedicarle un artículo sólo a explicar cómo esta segmentación no resuelve el problema de fondo que ocasiona el control de cambio y precios y explica porque no hay divisas para todos los sectores y para garantizar la producción en moneda local. O la discriminación que esto representa con los venezolanos sin acceso a divisas o a los otros sectores que, sin recibir tampoco dólares oficiales, no tienen el derecho de cambiar su operación completa a dólares. Pero por encima de todas esas críticas interesantes de debatir, prefiero ir al punto central. Considerando que el modelo de control primitivo que origina la crisis no va a cambiar, sin esa segmentación no habría pasajes para nadie, si no se pueden pagar en dólares. No habría bebidas en el mercado porque nadie las traería pagando en dólares para vender en bolívares que no pueden convertir. Y sin esa decisión prevista en el sector automotriz, no volveremos a ver un carro nuevo sino en fotos, sin hablar de la pérdida de empleos e impuestos que sería inevitable. Entonces la comparación no es entre el mundo normal y la segmentación, sino entre no tener nada y tener algo parcial. Esta vez entre carne mechada y nada.
@luisvicenteleon
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