JEAN MANINAT | EL UNIVERSAL
Suplantar la realidad con los deseos propios es un viejo vicio de la humanidad. Puede dar resultados pasajeros, momentos de primacía del yo sobre el mundo exterior, el cuarto de hora de fama al que todos tenemos derecho, según la célebre fórmula de Andy Warhol. Los pases de magia, la hechicería, la búsqueda de la sabiduría en un hongo alucinógeno como el peyote, o en un compuesto químico como el LSD, son formas de trastocar la percepción y el juicio para intentar domeñar el arduo y hostil territorio que coloquialmente llamamos la realidad. Una vez de regreso del sueño, cuando se espabila, el dinosaurio sigue allí, de acuerdo al también célebre minirrelato de Augusto Monterroso. (Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí).
La política, el arte más complejo inventado por los humanos, es terreno fértil para el autoengaño y el delirio. Lo es también para la cordura, la compasión, el arrojo físico y la responsabilidad ante los demás por lo dicho y hecho. Entre esos vericuetos suelen perderse sus practicantes de no mantener un equilibrio adecuado, y el extravío puede ser más duradero que el relumbrón de fama obtenido. Todo parece indicar que a más épica y grandilocuencia, peor suelen ser los resultados en el mediano y largo plazo. Tras 16 años de escenografía e impericia en el gobierno, donde día a día se sucede un país alucinante que espanta a propios y extraños, es una verdadera lástima que un sector de la oposición siga pensando que la notoriedad del momento puede suplir la eficacia del esfuerzo colectivo.
Una vez más vuelven a sorprender a los miembros de la Unidad a la que pertenecen con una iniciativa propia, inconsulta, en momentos donde el todo avanza con buen viento sobre las parcelas que lo conforman. Las razones que han dado los líderes de Voluntad Popular (VP) y sus portavoces para convocar a una marcha, manifestación o lo que al final termine siendo, son las que ha asumido y promovido la MUD desde hace ya un buen tiempo como política unitaria y ha venido dando sus frutos. La tesis del yo pico adelante, o se montan o se encaraman no ha dado resultados, o mejor dicho, sí los ha dado, pero pésimos. Saquemos la cuenta y veremos.
Los dirigentes de VP están en todo su derecho de asumir sus diferencias y apearse de la Unidad si así lo juzgan conveniente. Ya otros lo han hecho. Es parte del juego democrático y habría que lamentar la pérdida de un influyente aliado. Lo que sí no ayuda en estos momentos, cuando la Unidad ha recobrado vigor de cara a las elecciones parlamentarias, es saltarle con una iniciativa inconsulta a quienes son tus socios en el empeño de recuperar la democracia, y hacerlo a nombre del respeto a la Unidad.
La MUD ha respondido con responsabilidad y pertinencia al no aceptar el fait accompli que le dejaron sobre la mesa. Ha trazado conjuntamente el rumbo y las prioridades del momento con sobrado esfuerzo, en medio de circunstancias económicas y sociales apremiantes, y la acción adversa de un gobierno acosado por su propia incapacidad para torcer el rumbo. La ruta es electoral y democrática y la calle es un accesorio de esa lucha, no un fin en sí mismo. Dirigir con autoridad es saber decir no cuando sea necesario.
Mañana es sábado y luego será domingo... entonces sabremos quién tenía la razón.
@jeanmaninat
Recibe nuestras actualizaciones por E-Mail. SUSCRÍBETE GRATIS AQUI
Twittear |