MARUJA TARRE | EL UNIVERSAL
Cuando estudiaba la historia trágica de otros países, con mucha frecuencia me preguntaba: ¿qué le pasó a esta gente? ¿Cómo se olvidaron de toda civilización? ¿Por qué personas que habían convivido sin problemas, comenzaban a odiarse y matarse entre ellos? ¿Por qué aguantaban tanto? ¿Qué atractivo encontraban en líderes incapaces, demagogos que los llevaban hacia un precipicio? ¿Cómo un país entero puede enloquecer?
Me imagino que dentro de veinte o cincuenta años, los estudiosos se harán esas mismas preguntas sobre Venezuela. ¿Cómo un país que tenía una democracia, algo chucuta, pero relativamente establecida, democráticamente decidió acabar con ella? ¿Cómo un país con ingresos enormes queda completamente arruinado, endeudado, arrasado? ¿Cómo es posible que la nación con las reservas de hidrocarburos más grandes del mundo, tenga la única compañía petrolera arruinada que existe en todo el universo? ¿Cómo una red de carreteras decentes y unas playas increíblemente atractivas se convirtieron en trampas mortales? ¿Cómo un país en vías de desarrollo, en vías de tener una población educada y con buena salud, se transformó en una ruina con profesores paupérrimos, universidades quebradas, hospitales y medicinas inexistentes? ¿Cómo una población despreocupada y alegre se convirtió en tribus sombrías, llenas de odio y de crueldad? ¿Cómo los "ta' barato dame dos", hacen colas interminables para comprar los productos higiénicos más elementales?
Habrá indudablemente cantidad de teorías y explicaciones. El "caso Venezuela" será estudiado desde el punto de vista de la historia, de la economía, de la psicología de masas. Pero siempre habrá alguien que se pregunte: ¿cómo fue? ¿Qué les pasó? Alguien que no logre entender, a pesar de las sabias teorías, cómo un país entero puede ir mansamente hacia su destrucción.
maruja.tarre@gmail.com
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