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miércoles, 3 de junio de 2015

Se los juro. Se los juro. Por Elides Rojas


ELIDES J. ROJAS L. | EL UNIVERSAL

Hace algunos días, aunque prácticamente esto ocurre cada 24 horas en horario estelar, uno de los ministros más capaces del Gobierno soltó una sucesión de palabras, de letras, que a la postre resultaron en una de las exposiciones más gloriosas en toda la historia de la humanidad. No es jaladera de mecate. El ministro socialista en cuestión, más allá de críticas malsanas de la oposición parasitaria, está por encima del promedio de los humanos. Eso está claro. Eso no está en discusión. Honor a quien honor merece. Al César lo que es del César decían los antiguos. Y es así.

Ese Ministro, aunque parezca raro en estos tiempos, está sobrado. Es raro que después de sus estudios regulares se haya quedado por aquí. Con ese talento no hubiese tenido mayores problemas para ingresar a Harvard o para buscar una opción como gerente de una gran empresa en la Unión Europea o en Estados Unidos por unos 500.000 dólares al año. Eso sí, sin traumas y temores. Sin Andorra y miedo a salir del país. Sin el temor de que le pase lo mismo que a Esquivel el futbolista de más goles en toda la historia del fútbol nacional. Goles verdes, se entiende. Es decir, como Dios manda.

Donde hay talento hay talento. Donde hay inteligencia hay inteligencia. Y si eso es así no hay ninguna necesidad de andar metido a revolucionario en tierras tercermundistas. Y menos cuando, extrañamente, nadando entre tanto talento, se suelta un discurso que nadie entiende. Y nadie lo entiende, justamente, porque la audiencia no está a nivel. Es lo mismo que pasa cuando un extraterrestre habla. Zzxxhhshshzzzzzs. Ok. Perfecto. Y eso le pasó a este Ministro, a quien no en mencionaremos para proteger sus derechos de autor y la posibilidad de que algún día efectivamente llegue a la Nasa. No estamos aquí para causar daños a talentos y menos para romper carreras prometedoras. Al contrario.

El ministro revolucionario, antiimperialista y demás diplomas dijo más o menos esto: la justicia es una xxxggg lldtsr tsr que semosreda uja umja trioscva. Lo juro. Esto va de lo mejor. Y les explico por qué avavsrs suagfadstdnayttsvb sja. Bien. He dicho. No declaro más por hoy. Así sería de contundente esta maravilla de la oratoria mundial, increíble creación de los tiempos del hombre nuevo, que ni la traducción para mudos y sordos en televisión pudo con esto: bajaron las manos y dejaron eso así. Y no podía ser de esa manera. Otro mundo, otro lenguaje.

Pero hay maneras de ayudar. La humanidad en general merece entender lo que los seres demasiado elevados quieran decirle. No se trata de matemáticas ni de química. Tampoco es física y mucho menos ingeniería informática. Es un funcionario revolucionario de la Venezuela de los años 2015 tratando de comunicarse con sus semejantes, que, obviamente, están muy por debajo de esos niveles de evolución humana. Y falla. Claro que falla. Entre un gerente del Gobierno y un ciudadano normal hay un hueco cerebral de diferencia muy grande. Por eso nadie entiende nada. Por eso, los más jóvenes y los que creen que efectivamente son más capaces se van. Se sienten en otro mundo.

El ministro del Gobierno dijo: se los juro. Y eso es suficiente. Es más. Toda la población debería estar agradecida que semejante lumbrera bajara de su altar y se dignara a hablar con los súbditos. Gracias.

erojas@eluniversal.com

@ejrl


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