MIGUEL SANMARTÍN | EL UNIVERSAL
Hace mutis Ramón Guillermo Aveledo. Lamentable acontecimiento, camarita. Deja la MUD aunque promete seguir (la lucha) en la unidad "sin mezquindad". El momento para tal decisión es el más inconveniente dada la cercanía del próximo objetivo político-electoral de la malparada alianza opositora. Una mixtura de partidos y partiditos que él, con mucha dedicación, empeño, habilidad, paciencia y flexibilidad ayudó a conjuntar y a preservar, hasta ahora. Siempre batalló contra el empeño de propios y extraños para mantener cohesionados esos retazos hasta que se impuso el sectarismo, oportunismo e intransigencia de sus administradores, causa de la desunión actual.
Es imperioso, ético y de justicia hacer un inciso para el necesario reconocimiento, gratitud y homenaje (por los servicios prestados a la sociedad democrática en defensa de sus derechos, libertades y la paz social) al ciudadano, al político, al intelectual, al guía, al estratega, al inspirador y al armonizador que fue Ramón Guillermo como secretario general de la MUD.
Su decisión de cesar en las funciones que todavía cumplía en la alianza opositora probablemente está (más que) justificada. Quizás era inevitable. Motivos tendría. Tal vez demasiados para un dirigente de su magnanimidad, prominencia e integridad. Independientemente de que su dimisión resulte inconveniente en este momento ante la coyuntura, es absolutamente incuestionable y merece el máximo respeto de todos. De la dirigencia partidista y de los ciudadanos.
De cara a las elecciones parlamentarias de diciembre pareciera que la MUD está cavando su propia tumba. Como si avanzara en una desenfrenada carrera autodestructiva. Abonando su derrota. Todas las iniciativas o resoluciones que adopta o cada acontecimiento que le atañe parecieran debilitar más sus posibilidades de lograr un resultado positivo en esos comicios. Indispensable contra la crisis que agobia al país.
Los dirigentes opositores -los autócratas, caciques y reyezuelos-, aquellos intransigentes que manipulan e incordian y que con su mezquindad y tozudez están destruyendo sistemáticamente la unidad, deben convencerse o ser persuadidos que la indignación del soberano contra el régimen -como lo reflejan las encuestas- no necesariamente se drenará sufragando masivamente por los candidatos de la MUD.
No es, no será así. Los votos tendrán que conquistarlos a pulso, uno a uno, cada aspirante. Y cuidarlos en cada centro. Tendrán -partidos y candidatos afiliados a la MUD- que desplegar campañas admirables con todo tipo de argumentos y evidencias. Primero, para convencer a los ciudadanos de la necesidad de votar masivamente. Segundo, para que sufraguen estricta y únicamente por los candidatos respaldados por esta coalición. Tercero, para contrarrestar la campaña procaz, infame e injuriosa desplegada por el oficialismo. Solo así, mediante esa coordinación y esfuerzo, será posible lograr una mayoría en la Asamblea Nacional con la finalidad de propiciar los cambios que mejoren la situación del país.
Esto será un reto titánico. Y no se observa, todavía, la maquinaria opositora en el trabajo de calle, cara a cara, casa por casa como sí lo está haciendo el GPP. Que la oposición logre la victoria en las parlamentarias requerirá de mucha iniciativa, dedicación, perseverancia y capacidad de convicción para que la población decida respaldar a los postulados por la MUD, especialmente en aquellos circuitos donde la coalición dejó fuera de sus planchas a líderes locales para imponer a militantes forasteros que no residen en las zonas por las cuales están postulados.
Esta maniobra excluyente de los partidos que confiscaron la alianza opositora, rompió la unidad. Auspiciando una tercera corriente en competencia integrada por candidatos rechazados por la MUD que se lanzaron por cuenta propia. ¿A quién beneficia esto? Adivina, adivinador.
msanmartin@eluniversal.com
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