TOMÁS SOCÍAS | EL UNIVERSAL
Hace varios meses, en esta tribuna aseguramos que "el país no se acaba mañana", en relación con los pronósticos de los especialistas o analistas caóticos que pronosticaban que Venezuela estaba en tal situación que no amanecía.
Hoy podemos decir, ciertamente, que el país no se ha acabado. No obstante, la situación económica si ha empeorado y, si no se toman, de manera urgente, los correctivos, la crisis simplemente puede derivar en el caos.
El gobierno, desde hace mucho tiempo, ha ofrecido diálogo y acercamiento con el sector productivo y de hecho se han producido algunos encuentros y logrado acuerdos. Sin embargo, estos acercamientos no han sido suficientes y a estas alturas, cualquier medida que se tome, en materia económica, tendrá un costo político, sin duda.
Hace algunos días, representantes de Fedecámaras anunciaron su disposición al diálogo ofrecido por el Ejecutivo y le tomaron la palabra al presidente Nicolás Maduro, con la finalidad de formar un equipo para tratar de encaminar a Venezuela por la vía de la recuperación de su capacidad económica.
Nos parece acertado un pronunciamiento del sector empresarial, a propósito de tomarle la palabra al mandatario nacional. "Basta de hacer política con la economía", dijeron los empresarios y tienen razón.
Sabemos que siempre se ha vinculado la economía con la política, pero en estos tiempos de socialista se ha mezclado la política con la ideología y allí está el error.
De allí que la exhortación del empresariado es válida. Las medidas económicas hay que tomarlas, pues estamos llegando un punto en que la inflación ha mermado gravemente el poder adquisitivo del venezolano, sobre del que menos tiene.
Algunos de nuestros lectores que apoyan al gobierno podrían decir que esta última afirmación no es cierta, porque en Mercal o en los Abastos Bicentenarios se consigue de todo y regulado. Pero, sabemos que eso no es cierto. Las colas, la escasez y el hecho de que el dinero no alcanza para comprar lo básico, son realidades que no se pueden dejar de lado.
Por eso nuestro título, pues, el sector productivo afirma que si se toman las medidas adecuadas, en 8 o 12 meses puede normalizar el abastecimiento del país.
Una vez definida la fecha de las elecciones, se dijo que el gobierno echaría la casa por la ventana y traería productos de primera necesidad y sacaría dinero a la calle para generar la sensación de abundancia.
Pero, en este momento, los verdaderos enemigos del país son el desabastecimiento, la recesión, la inflación, el deterioro del poder adquisitivo y la inseguridad y con eso es que se deben tomar las medidas.
Y una de esas medidas debe estar dirigida hacia ese cuello de botella para la economía venezolana que es el sistema cambiario.
Los niveles a los que ha llegado el dólar paralelo nos hace daño a todos y para evitar que esa aberración siga y es necesaria, si no la unificación del tipo de cambio, la implantación de un sistema realmente transparente y menos complicada. Por el bien del país.
Tsocias@cantv.net
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