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viernes, 29 de enero de 2016

¿Cuán grave es el déficit de dólares en Venezuela?. Por Víctor Salmerón


Víctor Salmerón / Prodavinci

Atrás han quedado aquellos tiempos en los que el Presidente de Venezuela acudía a las cumbres latinoamericanas con un fajo de petrodólares para repartir donaciones, financiamiento o millonarias importaciones. De una manera descarnada, Nicolás Maduro ventiló las penurias de estos días cuando, al descender del avión que lo trasladó a Ecuador, país sede de la IV Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), confesó: “Vengo a plantear un conjunto de posibilidades para, desde América Latina, atender la emergencia económica de Venezuela”.

El epicentro del temblor que sacude a la economía venezolana es la falta de divisas. Y luce muy difícil que los países latinoamericanos y caribeños puedan ofrecer ayuda en los montos necesarios para acabar con la creciente escasez de productos básicos, materias primas e insumos.

Durante las primeras tres semanas de este año, el precio del petróleo que exporta Venezuela y provee 94 de cada 100 dólares que ingresan al país se cotizó en un promedio de 24 dólares el barril. Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, explica que en este momento el escenario base de la firma es que el petróleo venezolano se cotice en un promedio de 30 dólares durante todo 2016. Y las consecuencias son preocupantes.

¿Cuántos dólares requiere el país?

Asdrúbal Oliveros señala que a un precio promedio de 30 dólares el barril Venezuela recibiría un ingreso de 22 mil 273 millones de dólares por exportaciones petroleras, mientras que los gastos por importaciones, servicios, pagos de deuda y salida de capital suman 49 mil 487 millones. El resultado, es que para balancear las cuentas de este año se requieren 27 mil 214 millones de dólares que aún no se sabe de dónde provendrán.

Un detalle clave es que esta proyección de Ecoanalítica incluye un recorte de 35% en las importaciones de bienes y servicios realizadas en 2015, un año donde los venezolanos vivieron bajo el sol en colas a las puertas de supermercados con anaqueles desabastecidos, y en el que las empresas paralizaron plantas por la falta de materia prima e insumos.

Asdrúbal Oliveros precisa que para mantener los mismos gastos de 2015, año en que el petróleo venezolano se cotizó en un promedio de 44,65 dólares el barril, el país necesitaría una transfusión de 35 mil 577 millones de dólares.

Sin ahorros

El 28 de septiembre de 1999, Hugo Chávez, entonces Presidente de la República, prometió en cadena de radio y televisión que su gobierno no sucumbiría al deslumbramiento de la riqueza petrolera:

“Cada vez que aquí se incrementaba, en años anteriores, el precio del barril de petróleo, bueno, que siga la fiesta, siga la música, siga todo el mundo en este relajo, gasto y gasto y más gasto, sin ton ni son, sin ningún plan preconcebido y sobre todo, sin ahorrar para el futuro, para prever dificultades futuras”

e inmediatamente agregó:

“Así que aquí se han gastado… ¡cuántos miles de millones de dólares! Dios mío, da tristeza. ¡Cuánto se perdió aquí en estos últimos cuarenta años producto de los gobiernos del Pacto de Punto Fijo! Nosotros, comenzando el gobierno, recuerden, hicimos una modificación de la Ley del Fondo de Estabilización Macroeconómica, que ese Fondo es una alcancía, es un mecanismo para ahorrar, pero nunca, ahí no había caído nunca ni una gota de agua”

Hugo Chávez se refería al Fondo de Estabilización Macroeconómica (FEM) que, como bien explicó, es la alcancía que tiene el país para enfrentar eventuales fluctuaciones del precio del petróleo, pero en la práctica condujo un gobierno que hizo todo lo contrario a lo prometido ese día. La balanza de pagos del Banco Central de Venezuela registra que, gracias a un fastuoso boom petrolero que comienza en 2004 y finaliza en 2014, las arcas de la República recibieron 746 mil millones de dólares y de ese monto prácticamente no se ahorró nada.

El mismo Banco Central indica que el Fondo de Estabilización sólo posee tres millones de dólares, una cantidad ínfima, irrisoria, que contrasta con lo ahorrado por el resto de los países petroleros. Datos del Sovereign Wealth Found Institute, por ejemplo, indican que al cierre de diciembre de 2015 el fondo de estabilización de Noruega contaba con 824 mil millones de dólares, el de Arabia Saudita con 668 mil millones, el de Qatar con 256 mil millones, el de Libia con 66 mil millones, el de Irán con 62 mil millones y el de Trinidad y Tobago con 5 mil millones.

Reservas disminuidas

Las reservas internacionales, ese tanque de dólares que administra el Banco Central de Venezuela y permite importar, pagar deuda, cubrir contingencias y ayudar a la estabilidad del tipo de cambio, el pasado 26 de enero se ubicó en 15 mil 557 millones de dólares, magnitud que representa un fuerte declive de 25% en los últimos doce meses y un monto históricamente bajo.

La estructura de las reservas también es importante. Las divisas en efectivo, con las que el gobierno podría cancelar importaciones y pagar deuda externa de inmediato, no superan los mil millones de dólares y la mayor parte está conformada por barras de oro.

La administración de Nicolás Maduro ya ha colocado parte del oro en garantía para obtener financiamiento. Pero incluso utilizando todas las barras doradas como garantía, el déficit de dólares seguiría siendo muy elevado y la percepción del mercado sería que su gobierno, presa de la desesperación, camina hacia la insolvencia.

¿Por qué Venezuela no emite bonos?

Los inversionistas observan un altísimo riesgo en Venezuela y, por tanto, la Nación tendría que pagar una tasa de interés sideral para emitir nuevos bonos y obtener recursos que permitan pagar los vencimientos de deuda de este año, que ya suman 10 mil 500 millones de dólares.

Si Venezuela emite bonos en el exterior para obtener financiamiento tendría que cancelar una tasa de interés de 37 puntos porcentuales por encima de lo que paga Estados Unidos, que es la Nación que se financia al menor costo. Esto contrasta abiertamente con otros países de la región como Colombia, que paga un diferencial de 3,7 puntos, o Brasil que paga 5 puntos. El promedio de los países emergentes es de apenas 4,5 puntos.

Cuatro semanas atrás el Presidente Nicolás Maduro afirmó que “Venezuela desde hace tres años no puede refinanciar su deuda porque aumentan el riesgo país. Nos ponen en una situación peor a cualquier país en guerra o en condiciones de tragedia histórica. ¿Saben por qué? Porque es un bloqueo indirecto”.

Sin embargo, operadores de deuda explican que el Presidente debe comprender que el mercado observa el futuro y cuando lo hace detecta a un país sin un fondo de estabilización, pocas reservas y con un creciente desbalance entre sus ingresos y gastos en dólares.

El monoexportador

El 30 de agosto de 2005 el gobierno creó el Fondo de Desarrollo Nacional: el Fonden. Una estructura que recibió un generoso chorro de petrodólares proveniente de PDVSA y del Banco Central de Venezuela con el fin de impulsar “la transformación del sistema económico, en función de la transición al socialismo bolivariano, trascendiendo el modelo rentista petrolero capitalista hacia el modelo económico productivo socialista, basado en el desarrollo de las fuerzas productivas”.

La Memoria y Cuenta del Ministerio de Finanzas correspondiente a 2014 precisa que, para alcanzar sus objetivos, el Fonden desembolsó 103 mil millones de dólares para financiar 419 proyectos y además comprometió otros 67 mil 309 millones de dólares que debían fluir paulatinamente para otros 348 proyectos en ejecución. En total se trata de 170 mil millones de dólares, una cifra que duplica al ingreso proveniente de las exportaciones petroleras en 2013, año en que el barril se cotizó a un precio promedio de 99 dólares.

La muestra palpable de que los proyectos financiados por el Fonden no han contribuido a diversificar la economía es que las exportaciones no petroleras se ubican en niveles ínfimos. La balanza de pagos del BCV registra que durante los tres primeros trimestres de 2015 las exportaciones no asociadas al petróleo sumaron 1.694 millones de dólares, una magnitud que es menos de la mitad de lo obtenido durante el mismo lapso en 2003, año en que por razones políticas las empresas privadas paralizaron sus actividades.

El gobierno comenzó una serie de reuniones con empresas que tienen potencial para exportar, a fin de acordar algunas medidas que permitan revivir al sector. Pero evidentemente ésta no será la solución mágica para aumentar de manera sustancial el ingreso de divisas. Basta con observar que en sus mejores momentos las exportaciones no petroleras del país se ubicaron en torno a los 5 mil millones de dólares.

¿China al rescate?

El gobierno ha enviado distintas delegaciones a China para negociar un crédito de 20 mil millones de dólares que alivie de manera sustancial el déficit de divisas. No obstante, el pasado 4 de enero Barclays emitió un reporte afirmando que en medio de la actual inestabilidad política y económica es poco probable que el gigante asiático esté dispuesto a incrementar su exposición.

La oposición ha tomado el control de la Asamblea Nacional y la Comisión de Finanzas se prepara para exigir un informe detallado con las condiciones impuesta por China para financiar a Venezuela a través de distintos mecanismos, algo que no había ocurrido en los últimos seis años.

Una Asamblea Nacional que ejerza con mayor fuerza el rol de controlar al gobierno es un factor nuevo en la relación entre Venezuela y China. Está por verse cómo se comportarán los actores de ahora en adelante.

Las perspectivas

Todo indica que para disminuir el déficit de divisas de manera sustancial la administración de Nicolás Maduro tendría que realizar un ajuste integral que genere suficiente confianza en que Venezuela superará el problema actual. Entonces, se abriría la posibilidad de realizar un refinanciamiento de la deuda y emitir bonos a un menor costo.

Asimismo, el gobierno tendría que negociar la ayuda de organismos multilaterales que exigirían una agenda de reformas.

Hasta ahora, Nicolás Maduro no ha dado señales de querer marchar en esta dirección.


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