ELIDES J. ROJAS L. | EL UNIVERSAL
El gobierno tiene una extraña manera de relacionar problemas con soluciones. En realidad la cosa es más complicada, pues funciona de otra manera. Es el propio gobierno el que crea el problema y luego no lo soluciona. No encuentra cómo atacar los inconvenientes que va dejando en el camino porque simplemente o no puede o no tiene con qué o se trata de asuntos que afectan la esencia del régimen socialista en su médula comunistoide.
Por eso vemos que mientras el país va por un lado, directo a la Fosa de Cariaco, el gobierno anda en otro plano. Anda de desfile militar y caravanas para celebrar cualquier aniversario de algún prócer del comunismo nacional o internacional. O, para variar, en cadenas nacionales para llevar a alguien al Panteón Nacional. Puede ser Negro Primero o Juana la Avanzadora. No importa. Pero, sin duda, para la óptica de la revolución ese acto de cuatro horas tiene mucha más relevancia que atender como es debido cualquier de los problemas, muchos realmente graves, que atosigan a los venezolanos.
Es común, pues ver, como ante la caída espantosa de las reservas internacionales el gobierno reaccione anunciando acuerdos con islas del Caribe que están más bien para que les tiren algo. Y no es que no sea importante. Es que hay una clara desproporción entre los elementos que en su conjunto conforman la crisis del país y la agenda a la que la cúpula del proceso dedica su tiempo. Para buscar ingresos, acuerdos con islas que están peor que Venezuela. Para atacar el problema del dólar negro, verdadero rector de la economía general, la de la gente, pues el gobierno demanda a Dólar Today. Para tratar de minimizar el desabastecimiento, inventa captahuellas, listados, cédulas, conspiraciones desde Colombia, planes macabros de la derecha y más controles, más leyes controladoras. En realidad inventa cualquier cosa, menos lo que podría pasar cerca de una salida efectiva, real.
En la misma onda. Para bombardear el problema de la inflación y la pérdida de la capacidad adquisitiva de los venezolanos, el comité de soluciones de la revolución prueba con cadenas televisivas para cubrir repartideras de pollo o granos traídos desde Centroamérica. O le echa más gasolina a la candela y decreta aumentos de salarios mínimos o para los militares, quienes verán en poco tiempo como esos bolívares se vuelven sal y agua. Otro recurso muy efectivo es imprimir billetes. Muchos billetes. Por eso no valen nada. Aquí a juro hay que mencionar el camino que escogió el comandante fallecido cuando, asesorado sobre lo que venía, inventó con sus economistas cubanos, el llamado bolívar fuerte, mejor conocido como el bolívar tísico.
Y como problemas es lo que sobra, no se puede dejar de mencionar a uno de los más graves: la inseguridad ciudadana. En esta materia sí es verdad que se la comieron. Van 22 planes y ninguno ha dado en el clavo. Ahora mismo el país vive la onda OLP. Eso es plomo parejo en barrios o edificios de la Gran Vivienda Venezuela, la rueda de prensa que confirma que el mal se acabó y, nada, a los pocos días el hampa retoma el mando como si nada. La solución preferida para el asunto de la criminalidad es televisión y más televisión.
No se trata solamente de mala puntería. El problema, como todo el mundo sabe, es otro.
erojas@eluniversal.com
Twitter: @ejrl
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