Por El Nacional
El 28 de octubre Pdvsa debe pagar 913 millones de dólares a los tenedores de bonos 2020. No hay señales de que la estatal tenga el dinero para honrar ese compromiso. Tampoco que la oficina del presidente interino, Juan Guaidó, pueda cumplir con esta obligación, como lo hizo en mayo con los 71 millones de intereses.
La oposición estudiaba pedir una prórroga a los bonistas con el objetivo de salvar la propiedad de 50,1% de las acciones de la refinadora Citgo, que consta en los papeles como garantía en caso de default. Nada se sabe del resultado de estas negociaciones o de si las hubo realmente.
Las horas van pasando y los venezolanos no saben si la presidencia interina está en capacidad de proteger el único activo que tiene.
Desde que Petróleos de Venezuela compró la refinadora Citgo en Estados Unidos, la empresa ha servido para penetrar uno de los mayores mercados de combustibles. El gobierno de Donald Trump ha tratado de respaldar a Guaidó, y el sistema de justicia estadounidense hizo posible que el presidente encargado maneje legalmente este activo.
Ya el experto petrolero venezolano Francisco Monaldi ha advertido que de perderse Citgo en manos de los bonistas, perderá Guaidó y ganará el régimen. Por eso sugirió que los bonos Pdvsa 2020 se incluyan en la Licencia General Número 5 que establece sanciones a los negocios que se hagan con la petrolera estatal venezolana.
La importancia de la refinadora es tal que muchos afirman que podría ayudar a un nuevo gobierno a salir del atolladero económico en el que se encuentra Venezuela. Por eso incluso en alguna oficina del Departamento del Tesoro se sigue conversando sobre una posible salida que pueda evitar que dentro de cuatro días Citgo sea ejecutada.
La injusticia es obvia. Los que inventaron los bonos lo hicieron sin el menor escrúpulo. Pusieron uno de los activos más importantes del país como garantía y con ello demostraron que poco les importa el futuro de Venezuela.
No fueron pocos los que advirtieron del peligro, pero, como siempre, el régimen no tiene oídos para los intereses de los venezolanos.
Ahora toca recoger los platos rotos. Y los venezolanos esperan que en este momento, cuando la hora llega, el respaldo internacional que ha recibido la presidencia interina de Juan Guaidó se materialice.
No es una petición que se hace desde el interés de unos cuantos, sino de un país entero que lucha por resurgir de las cenizas y que va a necesitar para ello todos los activos posibles.
Los venezolanos de bien han sido capaces de grandes empresas, y la reconstrucción del país es la más grande de todas. Necesitamos toda la ayuda posible.
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